Los avances médicos y la tecnología aplicada a la seguridad automotriz pronostican un mundo mucho más previsible que el actual. CEOs y especialistas analizan los escenarios que se vienen y cómo impactarán en las coberturas. Qué pasaría si los autos no chocaran? ¿Y si la gente viviera 100 años? ¿Qué pólizas contratarían esas personas? Un hipotético mundo sin los riesgos a los que estamos acostumbrados, más previsible y controlable, pone entre signos de interrogación al futuro de la industria, pero también abre un mundo de posibilidades.
Juan Mazzini, analista Senior de Servicios Financieros de la consultora Celent, afirma que la supervivencia de las firmas dependerá de la rapidez en que respondan esas preguntas. "No hay que pensar en escenarios demasiado lejanos, porque los cambios ya están modificando nuestra realidad. Los autos autónomos serán una alternativa masiva de aquí a 20 años, pero los OKM que salen hoy a la calle tienen mecanismos de seguridad mucho más eficientes que los de hace dos años y seguirán mejorando".
El negocio va a cambiar.
Mazzini dice que la clave está en el concepto de asistencia. "El siniestro es, para la forma tradicional de ver a los seguros, el final de la cobertura. Crecimos pensando que con cuánta más solvencia y celeridad se liquide una póliza, mejor estaremos atendiendo a los clientes.
Pero, en realidad, para ellos el problema recién empieza cuando la compañía les paga". El analista cita un ejemplo que explica por dónde va ir el negocio en los próximos años. "En 2017 la ola de incendios en California destruyó 9000 casas.
Estos desastres son cada vez más previsibles y las aseguradoras americanas tienen muy aceitado el mecanismo de asistencia. En esta ocasión se montaron carpas para atender a los clientes y todo se liquidó sin demasiados contratiempos, pero hubo una compañía que marcó la diferencia", explica Mazzini. Mirá también La protección para celulares gana terreno Los bancos ofrecen todo tipo de asistencias para resguardar los dispositivos móviles.
Las propuestas arrancan en $ 100 por mes.
¿Qué hizo? "Navegó las plataformas de servicios de mantenimiento y buscó contratistas en otros estados. Cada uno de sus clientes recibió, junto a su pago, una lista de constructores, techistas, instaladores y empresas de equipamiento para volver a levantar sus hogares. No es difícil imaginar cuántos volvieron a cerrar contratos con esa compañía", agrega.
Este tipo de diferenciales marcarán la nueva relación que tendrán las empresas con sus asegurados. "En un mundo con riesgos más previsibles hay que pensar más en relaciones largas que en siniestros puntuales. Las compañías, tanto en los ramos personales como en los patrimoniales, tendrán que brindar soluciones que se ajusten a las distintas etapas de la vida de sus clientes. El concepto de póliza base no va más. La industria va ir necesariamente a las coberturas customizadas, a la medida de sus clientes", explica el analista.
La mayor previsibilidad mejora los scorings y baja las primas. El futuro está en sumar más pólizas con cuotas más bajas. "Los cambios regulatorios, la incidencia de la inseguridad y el contexto cambiario son algunas de las variables que favorecen el desarrollo de los microseguros, como las cauciones de alquiler o los bolsos protegidos", dice María Luz Gómez, gerente Comercial del Instituto Asegurador Mercantil.
Esa especialización implica nuevos aprendizajes. "Las oportunidades que se generan a partir de los nuevos riesgos asociados a factores climáticos o tecnológicos son grandes, por cuanto abarcan a colectivos enormes, con diferentes tipos de necesidades, en ámbitos de cobertura muy extensos. Pero también requieren una visión técnica muy acertada a fin de garantizar políticas y procesos de suscripción que aseguren indicadores adecuados", indica Federico Ayarragaray, gerente de Marketing & Digital de BBVA Seguros.
Nuevos riesgos La tecnología baja algunos peligros, pero sube otros. Y abre nuevos canales, los riesgos cibernéticos, por ejemplo. "Se estima que en el año 2020 habrá más 200.000 millones de dispositivos conectados lo que conllevará un incremento exponencial en el riesgo de robo de identidad digital, aunque también es importante señalar que el robo de los datos personales puede darse en el mundo físico y por ello la cobertura del seguro acompaña estos eventos en ambas circunstancias", resalta Fernando Vallina, subgerente General de Federación Patronal Seguros. "Los ataques cibernéticos apuntan generalmente a la extracción de datos de clientes, información sensible, accesos a las cuentas bancarias, nombres de usuarios y contraseñas, bases de datos de clientes, entre otros, pero también pueden generar daños sobre activos o lucro cesante al paralizar una planta industrial.
Año tras año, los hackers consiguen optimizar sus herramientas de ataque, y es por ello que consideramos aconsejable que las empresas se protejan frente a tales riesgos", advierte Horacio Bach, Head of Surety de Zurich Argentina. La compañía está trayendo al mercado local algunos de los productos que ofrece en Estados Unidos y Europa. "Los boards y los altos ejecutivos están tomando conciencia del riesgo cibernético. Las corporaciones están adoptando pólizas de cyber para protegerse de eventuales ataques con más frecuencia.
Los managers que se encargan de la seguridad de los datos están ganando protagonismo y viendo el riesgo de cyber como un riesgo empresarial", apunta Jorge Teisaire, Suscriptor Senior Líneas Financieras de Aon Argentina.
Y ya son varias las compañías que empiezan a ofrecer este tipo de coberturas. "A medida que los ciberataques siguen su avance, no sólo traen consecuencias y reclamos por divulgación de datos para la entidad, sino que también generan un daño a la reputación tanto de las empresas como de sus directores de protección de datos, que son los que deben velar por la integridad, seguridad y confidencialidad de los datos que obran en poder de la corporación.
A fin de proteger ambas cuestiones, las pólizas de Cyber ofrecen cobertura para ambos eventos con un determinado sub-límite de suma o incluso, en algunos casos, se puede obtener cobertura hasta el total de la suma asegurada", agrega Teisaire. Federación Patronal ofrece productos individuales y colectivos que cubren la pérdida económica directa, los gastos legales y erogaciones varias con adicionales como gastos por robo de documentos, cartera protegida, robo en cajero automático y la pérdida de salarios o jornales como consecuencia del robo de la identidad. "La aceptación fue muy buena de entrada y el interés crece. Hoy tenemos 100.000 pólizas vigentes en este ramo", apunta Vallina. "Detectamos que uno de las principales necesidades que tenían las víctimas era la sensación de desprotección que sufrían cuando identificaban que les habían robado la identidad y por ello complementamos nuestras coberturas con un servicio de ayuda telefónica que contempla la asistencia legal especializada, orientación para el reemplazo de documentos, un asesoramiento preventivo para prevenir delitos digitales contra el rodo de la identidad y una asistencia por robo en la vía pública", explica.
Para Ayarragaray es un camino lleno de potencialidades. "Los productos que buscan otorgar protección frente a incidentes derivados de los riesgos en el ciberespacio como el uso de infraestructuras tecnológicas y las actividades desarrolladas en el mismo son muy novedosas. Y muchas y diversas coberturas que se pueden incluir en el ramo". El ejecutivo cita varias, entre ellas, la responsabilidad civil a terceros o la de responsabilidad por pérdida de datos de carácter personal o riesgos de privacidad; la cobertura contra reclamos por la violación a los derechos de propiedad intelectual o incumplimiento de custodia de datos, la de pérdida de beneficio o de ingresos consecuencia de la vulneración de seguridad, la cobertura para datos alojados en la nube y la de delitos cibernéticos como phishing, fraude electrónico, suplantación de identidad y extorsión cibernética.
La salud, con buen pronóstico Los avances en la genética aplicada a la medicina hacen que hoy las enfermedades sean predecibles con cada vez más anticipación. "Hay un cambio de paradigma, que si bien todavía no es masivo, está afectando la forma de encarar las pólizas de vida y los seguros médicos", dice Mazzini. "Recientemente, una compañía ecuatoriana presentó un programa de puntos saludables, algo así como un scoring de salud, en el que el cliente puede acceder a un programa de beneficios y hasta de descuentos en su póliza personal si implementa buenos hábitos en su vida. La aseguradora monitorea sus consumos y premia los saludables.
Acá talla la tecnología nuevamente.
Los sistemas de big data hoy cruzan información y permiten saber hasta lo que compramos en el supermercado", agrega el analista. "Por el momento en los seguros de vida se sigue considerando solo aquellas enfermedades que ya se han diagnosticado y por tanto son susceptibles de determinar mediante la probabilidad estadística su influencia sobre la tasa de mortalidad general, pero vamos a una especialización mayor de las pólizas.
Desde el Instituto Asegurador Mercantil ofrecemos un Seguro de Vida para Mujeres, que cubre las patologías con mayor incidencia en el género femenino", apunta Gómez.
¿Dónde está el piloto?
La semilla del cambio viaja en auto. ¿Cuán lejos estamos de una escena de La Guerra de las Galaxias con naves que se manejan solas? "No demasiado", predice Mazzini. "Ya hay vehículos autónomos y están probando su eficacia para evitar accidentes y ahorrar costos. Y no sólo se habla de coches particulares, sino de transporte público y de mercaderías", agrega. "La telemática comienza a ser un aliado importante, donde no solo se buscan ahorros y eficiencias en la propia operación de la compañía sino especialmente tener productos y coberturas con mayor valor agregado.
Esta tecnología permite suscribir mejor según el riesgo y uso con mejores costos para el asegurado, sino también ser más eficientes llegando al choque en el momento cero", dice Luciano Contreras, gerente de Autos de Provincia Seguros. Para el ejecutivo, la clave es generar pólizas con valor agregado; "por ejemplo al conectar el auto con determinados dispositivos se pueden definir velocidades máximas, geocercas y botones de pánico, pensando, por ejemplo, en un adolescente que recién empieza conducir y con el que sus padres quieren estar conectados". La pregunta es sobre qué se calcularán las pólizas y a quién le van a mandar la cuenta. "Habrá otros peligros como que hackeen el sistema, pero todo indica que los seguros costarán menos dinero", dice Mazzini. El concepto de propiedad es el que está en juego. "Quién va a comprar un auto si no lo va a manejar.
Hoy las automotrices ya están pensando nuevos negocios, como el de las flotas autónomas en el que el usuario pueda pedir un auto que los busque en un punto y lo deje en otro. Una especie de Uber sin chofer. Las compañías van a tener que venderle el seguro a la Ford o a la Renault, no al usuario final. Las carteras serán grandes, pero los clientes dos o tres. ¿Quiénes se los quedarán?", se pregunta. No hay demasiado tiempo para pensar la respuesta.
Fuente: Cronista
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