Hoy, el impacto socioeconómico del Instituto Nacional de Seguros (INS) sigue siendo fuerte pese al rompimiento del monopolio.
Costa Rica se ha diferenciado y destacado en el mundo moderno por muchas cosas: entre ellas, la abolición del ejército en 1949; la creación de una política ambiental sostenible y de vanguardia desde 1970; el desarrollo de un sistema de seguridad social público, ejemplar, liderado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), desde 1942 (que debemos cuidar y fortalecer); un sistema educativo público protegido y financiado por el Estado desde 1890 (venido a menos en la actualidad); un modelo de país democrático exitoso desde 1948 que, aunque no es perfecto, debemos preservar; y una entidad aseguradora pública que ha permitido ser garante, protectora y generadora de paz social y desarrollo económico de toda la nación desde el 30 de octubre de 1924.
Hablamos del Instituto Nacional de Seguros, más conocido por sus tres letras, INS, que llegó al siglo de existencia.
Conceptualizar la Costa Rica de hoy, sin el INS, es un ejercicio que podemos hacer, y no dudamos del resultado. Una mayor y escandalosa desigualdad económico-social; inexistencia de “los hijos e hijas del INS” como Bomberos, Riesgos del Trabajo, Seguro Obligatorio Automotor, Hospital del Trauma y Red de Salud, Museo de Jade, Puesto de Bolsa y SAFI, INS-Servicios; ausencia de enormes contribuciones económicas al fisco y a la sociedad en general que, como consecuencia, ha permitido la creación y soporte económico para el desarrollo a muchas entidades, causas públicas y miles de empresas privadas que, gracias a la garantía del INS surgieron y existen; y, desde luego, ser fuente de trabajo a miles de personas que dependen (hoy) del INS.
Históricamente, y hasta la fecha, las compañías de seguros en el mundo, sobre todo las más antiguas y poderosas, se han convertido en ejes de inimaginable poder económico en una economía globalizada y concatenada a los intereses privados de una espeluznante minoría, donde el culto al lucro y al poder es su dogma. Lo público no cuenta para ellos.
De allí que, si en nuestro ideario político es “normal” que tengamos una entidad aseguradora pública, que fue monopolio apenas hasta hace 16 años; en otras latitudes, lo ven raro, extraño y particular. Lo cierto es que los beneficios de esta “rareza económica” han sido enormes para el país en los últimos 100 años; y la gran mayoría de los y de las costarricenses lo aprueba y lo defiende, sin duda.
La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) lo ha hecho desde nuestra fundación en 1958… y lo seguirá haciendo; pese a que no siempre estemos de acuerdo o aprobemos las actuaciones de las autoridades transitorias superiores del INS; defensa que hemos realizado con gran ahínco y contundencia ante las ideas neoliberales de los últimos gobiernos (incluido el actual); partidarios todos del “Todo Mercado – Nada Estado”. El INS NO SE VENDE, ni entero, ni en partes. Esta es consigna ANEP.
Hoy, el impacto socioeconómico del Instituto Nacional de Seguros (INS) sigue siendo fuerte, pese al rompimiento del monopolio. Lo podemos ver, sentir y percibir en los siguientes indicadores y referencias:
Grupo INS: Lo constituyen las empresas INS, INS-Valores, INS-Inversiones, Cuerpo de Bomberos con 52 estaciones en todo el país, Red de Servicios de Salud (Hospital del Trauma y 21 centros de atención médica y consultorios) y Museo de Jade.
El INS administra el Régimen (social) de Riesgos del Trabajo -RT-, en la que están asegurados más de 1.800.000 personas. En promedio, durante el período 2022-2023 se registraron cerca de 140.000 casos de riesgos del trabajo e indemnizaciones por parte del INS por arriba de ₡132 mil millones por año.
El cuerpo de Bomberos sigue siendo auspiciado y cofinanciado por el INS, con más de ₡25.000 millones al año. Tiene cobertura nacional con sus 52 estaciones y más de 1.500 empleados y 3.000 voluntarios. Y los servicios se prestan a toda la población sin costo, de forma solidaria. Fortalecer al INS es proteger a los Bomberos.
El Seguro (Social) Obligatorio Automotor, conocido como SOA (Ley de Tránsito, No. 9078) brinda protección a más de 2.300.000 personas dueños de vehículos del país, es administrado por el INS. Se atienden al año más de 47.000 accidentes de tránsito. El promedio pagado de 2022-2023, es de ₡50 mil millones por año.
Según estados financieros al 31 diciembre 2023 del INS, disponible en la web institucional www.grupoins.com, el total de Activos y Patrimonio es de ₡2.559 millones de millones; los cuales, convertidos a dólares americanos de hoy, es un monto cercano a la suma de $4.922 millones. Diríamos que eso es lo que vale el INS. Eso le permite por sí mismo, una profunda solidez financiera y garantía a todos los asegurados.
El INS es, por mucho, la primera aseguradora del país y del área centroamericana, con más del 67% del mercado nacional de seguros.
Por otro lado, —según la misma fuente de información supracitada— el primaje (dinero o primas que pagan todos los asegurados) al cierre de 2023 fue de ₡697 mil millones; suma equivalente a $1340,3 millones (Tipo de cambio ₡520 = $1 USA); generando una utilidad neta de ₡30.000 millones, monto equivalente a $90,3 millones (luego de todos los pagos obligatorios como impuestos, cargas sociales, múltiples transferencias por leyes especiales, aportes directos a Hacienda).
No obstante, el promedio 2021-2023 de utilidad neta, fue cercano a los ₡67 mil millones. Para 2024 se espera lograr una ganancia neta de ₡50.000 millones.
Fuente: La Región
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