En México, la falta de acceso de las personas a servicios de salud [1] y el encarecimiento de servicios privados contribuye a la permanencia de miles de mujeres en situación de vulnerabilidad económica y de salud. En particular, en el estado de Morelos, el 44% [2] de las mujeres presenta carencia en el acceso a los servicios de salud, lo que indica que, ante una necesidad médica, suelen recurrir al gasto de bolsillo, usar sus ahorros, solicitar crédito o empeñar bienes. Sin embargo, esta dinámica puede comprometer su patrimonio financiero y no financiero, dificultar el cumplimiento de otras obligaciones, ahorrar a largo plazo o alcanzar sus metas.
En este contexto, la iniciativa de Seguros Inclusivos y Financiamiento de riesgos (IRFF por sus siglas en inglés) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México, implementó, de abril a agosto de 2025, un piloto con un grupo de mujeres cooperativistas de Morelos para impulsar el uso de mecanismos de gestión de riesgos y hacerle frente a la carencia en el acceso a servicios de salud que enfrentan las personas en el país.
En específico, el piloto buscó promover el uso de seguros e incrementar las capacidades financieras de las mujeres, por lo que estuvo integrado por dos componentes: capacitación en materia de gestión de riesgos, con herramientas prácticas para identificarlos, prevenirlos, mitigarlos o transferirlos a un tercero por medio de un seguro; y, el segundo que consistió en acceder a un producto de aseguramiento. Para la etapa de sensibilización se organizaron dos sesiones de dos horas, una presencial y una virtual, con una participación total de aproximadamente 150 mujeres, de las cuales 63 estuvieron interesadas en adquirir el seguro.
El producto que adquirieron fue diseñado en colaboración con las insurtechs Mi Compa y Medismart, y con Panamerican como aseguradora*. Para su desarrollo se consideraron las necesidades reales de las mujeres y factores como su contexto geográfico y social, conocimientos y habilidades financieras y digitales, sesgos cognitivos, capacidad económica de pago y aversión al sector financiero.
Es importante mencionar que cuando se les preguntó cuánto estarían dispuestas a pagar por el producto que estaban recibiendo, la mayoría indicó el rango de $30 a $60 pesos mensuales, lo que refleja sus posibilidades económicas reales para este tipo de instrumentos y brinda un umbral de referencia que podría orientar el diseño de seguros inclusivos y sostenibles para mujeres en contextos similares.
Fue así como, durante cuatro meses, las 63 participantes contaron con un seguro de vida con asistencias médicas y del hogar (presenciales y virtuales). La póliza fue diseñada para cubrir a la titular y hasta tres dependientes más (hijos(as) y/o cónyuge), brindando así cobertura potencial a 252 personas.
También, para facilitar la operabilidad del instrumento, se desarrolló un ecosistema tecnológico vía mensajería instantánea (WhatsApp) en el que las participantes podían:
Contratar el seguro,
Solicitar sus asistencias digitales y presenciales y
Recibir información en formato de infografías y videos del paso a paso para utilizar las asistencias de su seguro de vida.
El producto que adquirieron fue diseñado en colaboración con las insurtechs Mi Compa y Medismart, y con Panamerican como aseguradora.
Este ejercicio permitió explorar y validar el uso de soluciones de seguro digitales para disminuir la vulnerabilidad económica y de salud de las mujeres. A partir de esta experiencia, se identificaron los siguientes aprendizajes:
Las herramientas digitales son clave, pero no suficientes por sí solas: El canal de WhatsApp fue diseñado para tener una plataforma accesible y cercana con todas las mujeres, no obstante, la experiencia demostró que la adopción sostenida requiere de contacto presencial o comunicación personalizada para resolver dudas puntuales y acompañar en el proceso del uso del seguro.
En este perfil poblacional, la combinación de plataformas digitales, campañas de mensajería y capacitaciones presenciales puede lograr una mayor participación que los procesos enteramente virtuales.
Las barreras del lado de la demanda son tan importantes como las de oferta: El diseñar un producto adecuado no es suficiente para resolver la baja tenencia de mecanismos financieros de gestión de riesgos, se requiere tomar medidas que impulsen su uso, que sensibilicen sobre los riesgos a los que están expuestas y que las motive a protegerse.
La confianza se construye desde el día 1: Cumplir exactamente con lo prometido, indicar tiempos de respuesta y dar seguimiento puntual a las solicitudes de las mujeres fortalece la credibilidad y confianza en el sector.
Las personas sí están interesadas en seguros: A pesar de la desconfianza y los mitos que puedan existir en torno a los seguros, el 59% de las participantes refirió que la principal razón por la que no tienen seguros se debe a su falta de ingresos o a la variabilidad de los mismos, no por falta de conocimiento o interés en el producto.
Procesos cortos y unicanal: Centralizar los servicios y la atención en un solo canal resulta fundamental debido a que las mujeres pueden enfrentar fatiga cognitiva debido a sus múltiples actividades.
La validación social entre pares importa: Las mujeres pueden estar más abiertas a usar productos y servicios nuevos si otras personas de su comunidad ya lo hicieron, por lo que aprovechar liderazgos locales o voces de la comunidad puede impulsar el uso de productos de aseguramiento.
Finalmente, este piloto permitió poner a disposición de las mujeres una alternativa de protección adaptada y asequible de la mano del sector privado. Adicionalmente, este seguro fue para la mayoría de las participantes, la primera oportunidad de acercarse a un producto de aseguramiento, lo que constituye un paso decisivo hacia su inclusión y resiliencia financiera. En este sentido, el PNUD, a través del IRFF, continuará impulsando soluciones integrales para segmentos tradicionalmente desatendidos, incluidas las mujeres, con el objetivo de fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad.
[1] De acuerdo con datos del CONEVAL (2022) el 41% de la población del estado de Morelos se encuentra en situación de pobreza, 46% presenta carencias por servicios de salud y 58% por seguridad social.
[2] Coneval. (2022). Medición de pobreza multidimensional.
Fuente: UNDP
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