La directora de la AMIS, Norma Alicia Rosas, expone los avances y retos del sector asegurador: más cobertura, mayor conciencia tras la pandemia y la urgencia de enfrentar el cambio climático.
En el marco del 85 aniversario de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), su directora general, Norma Alicia Rosas Rodríguez, destacó que la cobertura de seguros en México ha pasado de apenas 1 por ciento en 1994 a 2.6 por ciento en la actualidad. Sin embargo, reconoce que el país aún está lejos de los niveles de naciones con mayor cultura aseguradora.
Rosas subrayó que la pandemia impulsó la contratación de seguros médicos, que hoy protegen a entre 11.5 y 13 millones de personas, y adelantó que se trabaja con la Secretaría de Hacienda para desarrollar coberturas vitalicias adaptadas al aumento en la esperanza de vida.
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Entre los desafíos del sector, mencionó la baja tasa de ahorro voluntario para el retiro —solo 2 de cada 10 mexicanos—, la atención a víctimas de siniestros viales y la necesidad de fortalecer la protección patrimonial ante los efectos del cambio climático. “El huracán en Acapulco evidenció que la percepción errónea del riesgo puede ser tan costosa como el desastre mismo”, advirtió.
¿Cuál ha sido el avance en la cobertura de seguros en México?
La penetración indica el nivel de cobertura que tienen nuestra población, las familias, las personas, las empresas y el gobierno. Pasar de apenas 1 por ciento antes de la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994 a 2.6 por ciento actualmente representa un avance muy significativo.
Para nosotros, es fundamental continuar trabajando en este sentido. Hemos observado que, en los países con mayor crecimiento y penetración de seguros, esto está relacionado, primero, con una cultura sólida del seguro: la conciencia de que estamos expuestos a ciertos riesgos y de que el seguro es la herramienta que nos permite enfrentarlos sin sacrificar nuestro patrimonio.
En segundo lugar, el crecimiento también está vinculado a políticas públicas claras, como la obligatoriedad de ciertos seguros y los incentivos fiscales. En México se ha avanzado y se ha trabajado de manera estrecha con las autoridades para implementar este tipo de seguros obligatorios. Sin duda, vamos por el camino correcto, aunque necesitamos acelerar un poco más el ritmo para alcanzar los niveles deseados.
¿Qué legado quieres dejar en la AMIS?
Yo siempre les he dicho que debemos vernos como los impulsores del seguro en México. Aunque como asociación no desarrollamos productos directamente, hemos desempeñado un papel fundamental a lo largo de nuestra historia. En estos primeros 85 años, hemos promovido el crecimiento de los seguros colectivos, comenzando por las carreteras federales.
Hoy, seguimos avanzando y tocando nuevas puertas, impulsando la cultura del seguro en otros ámbitos. Sin embargo, aún hay mucho por hacer: actualmente, apenas 3 de cada 10 autos en el país cuentan con una póliza de seguro.
¿Cómo ha cambiado la percepción de los seguros médicos tras la pandemia en México?
Tocaste un tema fundamental para entender lo que está ocurriendo actualmente en el país: el crecimiento del sector asegurador. En los últimos años, hemos visto un aumento sostenido en la penetración de los seguros, en el número de pólizas contratadas y, sobre todo, en la conciencia de la población sobre la importancia de estar asegurado.
Eventos como la pandemia marcaron un punto de inflexión. Nos hicieron ver con claridad la necesidad de contar con un seguro de gastos médicos. A partir de ahí, esa conciencia no solo se mantuvo, sino que ha seguido creciendo. Hoy en día, hablamos de cerca de 11.5 a 13 millones de personas que ya cuentan con algún tipo de seguro médico en México.
Esto cambia por completo el panorama para muchas familias. Tener un seguro brinda una tranquilidad invaluable: saber que, si algo llega a pasar —ya sea a ti o a tus hijos—, podrás acceder a la atención médica necesaria sin poner en riesgo tu estabilidad económica. En esencia, el seguro se convierte en una herramienta de protección y de bienestar a largo plazo.
¿Qué cambios impulsan las aseguradoras para adaptar los seguros médicos a una población que vive más años?
Tradicionalmente, el sector asegurador operaba bajo un escenario en el que la esperanza de vida era considerablemente menor a la actual. Esto influía directamente en el diseño de las pólizas, ya que muchas establecían límites de edad para poder ser contratadas o renovadas, lo cual dejaba fuera a personas mayores, justo cuando más podrían necesitar una cobertura.
En este contexto, hemos estado en conversaciones con la Secretaría de Hacienda para analizar cuál sería la mejor forma de ofrecer seguros de salud de cobertura vitalicia, es decir, que acompañen a las personas durante toda su vida.
Una opción viable es ajustar los productos actuales para que sean sostenibles, por ejemplo, creando planes con acceso a hospitales de gama media o con coberturas específicas, adaptadas a las necesidades y posibilidades de cada persona. La idea es encontrar un equilibrio entre cobertura, accesibilidad y viabilidad financiera para todos los actores involucrados.
Este trabajo conjunto con las autoridades busca justamente eso: que más personas puedan mantenerse aseguradas en etapas avanzadas de la vida, con productos adecuados a sus condiciones.
¿Por qué las aseguradoras de salud en México han registrado pérdidas operativas en los últimos años?
En todos los seguros, una de las tareas fundamentales para las compañías es estimar cuánto se gastará en la atención de la población asegurada. Esta proyección no solo implica calcular el costo directo de la atención médica, sino también considerar todos los factores que la rodean, como la calidad de los servicios, la disponibilidad de recursos, y los cambios demográficos y epidemiológicos.
Uno de los mayores retos es el envejecimiento de la población. A medida que las personas envejecen, es más probable que desarrollen enfermedades crónicas o degenerativas, lo que incrementa la frecuencia y el costo de los eventos médicos a cubrir. Esto hace que sea cada vez más complejo predecir con exactitud los gastos futuros, especialmente cuando se trata de padecimientos que requieren atención prolongada o tratamientos de alto costo.
En este contexto, la innovación en salud y seguros se vuelve clave, pero también representa un desafío adicional. Nuevas tecnologías, tratamientos y procedimientos, aunque mejoran la calidad de vida, también pueden incrementar los costos.
Por estas razones, las aseguradoras que operan en el ramo de gastos médicos —o que están especializadas en salud— han sido las más afectadas en los últimos años. De hecho, durante los últimos cuatro años, muchas de estas compañías han estado prácticamente en punto de equilibrio o incluso han registrado pérdidas operativas, como ocurrió el año pasado.
¿Cómo influye la inflación en distintos tipos de seguros en México?
Aquí el tema se vuelve aún más interesante, porque el impacto varía según el tipo de póliza. Por ejemplo, en los seguros de vida, la inflación prácticamente no tiene un efecto significativo. ¿Por qué? Porque muchas de estas pólizas manejan sumas aseguradas fijas en pesos, y en algunos casos en dólares. Incluso aquellas contratadas en UDIS (Unidades de Inversión) podrían reflejar ciertos ajustes por inflación, pero en general, el efecto no es relevante para este tipo de seguros.
En cambio, en los seguros de automóviles, la situación es distinta. Aquí sí se observa un impacto más claro. El aumento en el costo de las refacciones y el alza en el valor de los vehículos han hecho que las pólizas se ajusten. Esto ha llevado a que muchas personas se den cuenta de la importancia de asegurar su patrimonio adecuadamente, ya que un accidente o robo puede representar una pérdida significativa si no se cuenta con una cobertura adecuada.
¿Qué desafíos aún enfrenta el sector asegurador?
Para nosotros es fundamental seguir trabajando para que un mayor número de personas en México tenga acceso a servicios de salud de calidad. La salud no debe ser un privilegio, sino un derecho con estándares adecuados, y eso requiere esfuerzos continuos desde distintos frentes.
Otro aspecto en el que hemos estado trabajando es en fomentar el ahorro para la vejez. Actualmente, solo 2 de cada 10 personas en México ahorran de forma voluntaria para su retiro, es decir, más allá de las aportaciones obligatorias al sistema de pensiones. Esto representa un desafío importante, ya que muchas personas llegarán a la tercera edad sin los recursos suficientes para mantener una calidad de vida digna.
Además, hay un tercer eje igualmente relevante: la atención a las víctimas de siniestros viales. Este es un tema que suele pasar desapercibido, pero que habla mucho del nivel de madurez de una sociedad. Las sociedades verdaderamente desarrolladas son aquellas que se preocupan por el bienestar de las personas, especialmente en momentos de vulnerabilidad.
En conjunto, estos tres temas —salud, ahorro para la vejez y atención a víctimas— reflejan el compromiso por construir un país más justo, más solidario y mejor preparado para los retos sociales del presente y del futuro.
¿Cómo está afectando el cambio climático la percepción del riesgo y la contratación de seguros en México?
Un factor que ha acelerado la atención y la urgencia en torno a los seguros patrimoniales es, sin duda, el cambio climático. Este fenómeno ha intensificado la frecuencia y severidad de eventos naturales extremos, lo que ha puesto en evidencia la necesidad de contar con coberturas adecuadas.
Un caso muy claro fue lo ocurrido en Acapulco. Muchas personas, desde pequeños empresarios hasta grandes cadenas hoteleras, tenían contratadas coberturas contra terremotos, pero no contra huracanes. ¿La razón? Simplemente asumían que “aquí eso no va a pasar”. Este tipo de decisiones, basadas en percepciones erróneas del riesgo, pueden tener consecuencias devastadoras.
Por eso es fundamental trabajar en la cultura del seguro, especialmente en lo que se refiere a la protección del patrimonio. Contar con una cobertura adecuada no solo da tranquilidad, sino que también permite una recuperación más rápida y efectiva tras un desastre.
Fuente: Milenio
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