Las temperaturas mundiales y la intensidad de las catástrofes climáticas aumentan a la par. Los datos hasta septiembre indican que 2024 debería ser el año más caluroso jamás registrado, superando el récord de 2023, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Entre abril y mayo, las inundaciones arrasaron casi 500 municipios de Rio Grande do Sul. Las aguas causaron víctimas mortales, dejaron más de 800 heridos y obligaron a cerca de 500.000 personas a abandonar sus hogares. El impacto económico fue de casi 100.000 millones de reales, según la CNC (Confederación Nacional de Comercio). Las cifras de la Confederación Nacional de Compañías de Seguros (CNseg) muestran que las reclamaciones de indemnización de los clientes a las compañías de seguros superaron los 6.000 millones de reales.
La crisis climática plantea muchos interrogantes y una de las respuestas, defendida por expertos de todo el mundo, es ampliar la cobertura de los seguros y garantizar pagos más rápidos. "El cambio climático no se produce localmente, pero su coste suele recaer en una región concreta; y en ella, en los más pobres", afirma Dyogo Oliveira (en la foto), presidente del CNseg. "Los seguros son parte de la solución. Son una forma de distribuir los costes de la crisis", añade.
Con esta visión, CNseg acaba de participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP29, en Bakú, Azerbaiyán. El tema central del evento fue la financiación climática, un conjunto de nuevos conceptos financieros fundamentales para hacer frente a la crisis. Esto incluye inversiones, financiación, donaciones, nuevos activos y seguros.
CNseg se convirtió en miembro de UNEP FI (Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y fue la primera institución invitada a actuar como promotora de FIT, el Foro para la Transición del Seguro a Emisiones Netas Cero, un esfuerzo de las Naciones Unidas para acelerar la adaptación del sector asegurador al nuevo escenario climático.
Los trabajos se han puesto en marcha porque las organizaciones que están en primera línea para contener la crisis, como la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), ya se han dado cuenta de la importancia de este sector. La financiación anticipatoria debe permitir a las poblaciones prepararse para el impacto de los fenómenos extremos, en lugar de limitarse a reaccionar después de que se produzcan.
Esto incluye los seguros anticipatorios, que pueden diseñarse para proteger la producción agrícola, las pequeñas empresas, las viviendas y otros bienes importantes para las comunidades en riesgo. El sector invierte en bases de datos históricas y análisis de riesgos para promover esta protección. "El seguro tiene una doble función en la agenda climática: como inversor y gestor de riesgos, ofrece adaptación y resiliencia para las personas y la sociedad", afirma Cristina Barros, Directora de Sostenibilidad del CNseg.
También en la COP29, la Confederación destacó el potencial del programa Adapta Brasil, una plataforma del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que integra datos sobre riesgos y vulnerabilidades climáticas, que pueden mejorarse con aplicaciones personalizadas para el sector asegurador. Además, se firmó un acuerdo con el Atlantic Council Centre for Studies and Analyses de EE.UU. para sensibilizar sobre la importancia del sector asegurador en la adaptación al cambio climático.
Herramientas importantes
El CNseg ha venido tomando medidas para garantizar que el sector esté a la altura de su responsabilidad con el clima. Una de las iniciativas recientes ha sido la creación del hub de datos climáticos, con el objetivo de ofrecer proyecciones para periodos de un año, y con herramientas como el Mapa de Calor de Riesgos Climáticos Físicos y los Escenarios de Pérdidas Climáticas por Inundaciones Urbanas, para uso de las aseguradoras. El centro se creó en colaboración con la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI).
Otra acción fue la propuesta enviada al gobierno federal en junio para la creación del Seguro Social de Catástrofes, que compensa a los más vulnerables que sufren los efectos de tormentas e inundaciones. Siempre en el ámbito de las propuestas al ejecutivo, el CNseg es partidario de emitir bonos verdes en el mercado nacional.
En todo el mundo, las pérdidas económicas causadas por las catástrofes naturales superan ya los 330.000 millones de dólares anuales y van en aumento, según el UNDRR. Más de dos tercios de estas pérdidas están relacionadas con el clima. Algunos casos recientes son el ciclón Freddy en la costa este de África en febrero de 2023, la ola de calor en el sur y medio oeste de Estados Unidos en septiembre de 2023 y las inundaciones en España en octubre, todos los cuales causaron daños por valor de miles de millones de dólares.
El empeoramiento del escenario y la todavía insuficiente cobertura de los seguros son motivos de preocupación para gobiernos y organismos reguladores. En la Unión Europea, por ejemplo, alrededor de una cuarta parte de las pérdidas en catástrofes relacionadas con el clima están ya cubiertas por seguros. En Francia, España y Suecia la cobertura oscila entre el 20% y el 35%. Aun así, estos porcentajes son muy superiores al 10% registrado en Rio Grande do Sul.
El objetivo del CNseg es transformar estas cifras y construir un escenario más sólido frente al cambio. Hasta la COP30, que se celebrará en Belém en noviembre de 2025, la Confederación liderará intensos debates sobre cómo hacer de Brasil un escaparate de buenas experiencias para el mundo, con el sector asegurador ocupando un lugar destacado en la lucha contra la crisis climática. "Participar en la COP de Dubai el año pasado y en la de Bakú fue muy productivo. Nuestro objetivo es llegar a Belém con una participación aún mayor y poner el seguro en la declaración final de la Conferencia", dice Oliveira.
Las temperaturas mundiales y la intensidad de las catástrofes climáticas aumentan a la par. Los datos hasta septiembre indican que 2024 debería ser el año más caluroso jamás registrado, superando el récord de 2023, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Entre abril y mayo, las inundaciones arrasaron casi 500 municipios de Rio Grande do Sul. Las aguas causaron víctimas mortales, dejaron más de 800 heridos y obligaron a cerca de 500.000 personas a abandonar sus hogares. El impacto económico fue de casi 100.000 millones de reales, según la CNC (Confederación Nacional de Comercio). Las cifras de la Confederación Nacional de Compañías de Seguros (CNseg) muestran que las reclamaciones de indemnización de los clientes a las compañías de seguros superaron los 6.000 millones de reales.
La crisis climática plantea muchas preguntas y una de las respuestas, defendida por expertos de todo el mundo, es ampliar la cobertura de los seguros y garantizar pagos más rápidos. "El cambio climático no se produce localmente, pero su coste suele recaer en una región concreta; y en ella, en los más pobres", afirma Dyogo Oliveira (en la foto), presidente del CNseg. "Los seguros son parte de la solución. Son una forma de distribuir los costes de la crisis", añade.
Con esta visión, CNseg acaba de participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP29, en Bakú, Azerbaiyán. El tema central del evento fue la financiación climática, un conjunto de nuevos conceptos financieros fundamentales para hacer frente a la crisis. Esto incluye inversiones, financiación, donaciones, nuevos activos y seguros.
CNseg se convirtió en miembro de UNEP FI (Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y fue la primera institución invitada a actuar como promotora de FIT, el Foro para la Transición del Seguro a Emisiones Netas Cero, un esfuerzo de las Naciones Unidas para acelerar la adaptación del sector asegurador al nuevo escenario climático.
Los trabajos se han puesto en marcha porque las organizaciones que están en primera línea para contener la crisis, como la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), ya se han dado cuenta de la importancia de este sector. La financiación anticipatoria debe permitir a las poblaciones prepararse para el impacto de los fenómenos extremos, en lugar de limitarse a reaccionar después de que se produzcan.
Esto incluye los seguros anticipatorios, que pueden diseñarse para proteger la producción agrícola, las pequeñas empresas, las viviendas y otros bienes importantes para las comunidades en riesgo. El sector invierte en bases de datos históricas y análisis de riesgos para promover esta protección. "El seguro tiene una doble función en la agenda climática: como inversor y gestor de riesgos, ofrece adaptación y resiliencia para las personas y la sociedad", afirma Cristina Barros, Directora de Sostenibilidad del CNseg.
También en la COP29, la Confederación destacó el potencial del programa Adapta Brasil, una plataforma del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que integra datos sobre riesgos y vulnerabilidades climáticas, que pueden mejorarse con aplicaciones personalizadas para el sector asegurador. Además, se firmó un acuerdo con el Atlantic Council Centre for Studies and Analyses de EE.UU. para sensibilizar sobre la importancia del sector asegurador en la adaptación al cambio climático.
Herramientas importantes
El CNseg ha venido tomando medidas para garantizar que el sector esté a la altura de su responsabilidad con el clima. Una de las iniciativas recientes ha sido la creación del hub de datos climáticos, con el objetivo de ofrecer proyecciones para periodos de un año, y con herramientas como el Mapa de Calor de Riesgos Climáticos Físicos y los Escenarios de Pérdidas Climáticas por Inundaciones Urbanas, para uso de las aseguradoras. El centro se creó en colaboración con la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI).
Otra acción fue la propuesta enviada al gobierno federal en junio para la creación del Seguro Social de Catástrofes, que compensa a los más vulnerables que sufren los efectos de tormentas e inundaciones. Siempre en el ámbito de las propuestas al ejecutivo, el CNseg es partidario de emitir bonos verdes en el mercado nacional.
En todo el mundo, las pérdidas económicas causadas por las catástrofes naturales superan ya los 330.000 millones de dólares anuales y van en aumento, según el UNDRR. Más de dos tercios de estas pérdidas están relacionadas con el clima. Algunos casos recientes son el ciclón Freddy en la costa este de África en febrero de 2023, la ola de calor en el sur y medio oeste de Estados Unidos en septiembre de 2023 y las inundaciones en España en octubre, todos los cuales causaron daños por valor de miles de millones de dólares.
El empeoramiento del escenario y la todavía insuficiente cobertura de los seguros son motivos de preocupación para gobiernos y organismos reguladores. En la Unión Europea, por ejemplo, alrededor de una cuarta parte de las pérdidas en catástrofes relacionadas con el clima están ya cubiertas por seguros. En Francia, España y Suecia la cobertura oscila entre el 20% y el 35%. Aun así, estos porcentajes son muy superiores al 10% registrado en Rio Grande do Sul.
El objetivo del CNseg es transformar estas cifras y construir un escenario más sólido frente al cambio. Hasta la COP30, que se celebrará en Belém en noviembre de 2025, la Confederación liderará intensos debates sobre cómo hacer de Brasil un escaparate de buenas experiencias para el mundo, con el sector asegurador ocupando un lugar destacado en la lucha contra la crisis climática. "Participar en la COP de Dubai el año pasado y en la de Bakú fue muy productivo. Nuestro objetivo es llegar a Belém con una participación aún mayor y poner el seguro en la declaración final de la Conferencia", dice Oliveira.
Fuente: Capital Reset
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