Los fenómenos naturales afectaron a numerosas familias, lo que, de nuevo, evidenció la vulnerabilidad de las comunidades ante sucesos similares
Un reciente informe global titulado “Catastrophe Recap 2024” reveló que las pérdidas económicas asociadas a desastres naturales durante 2024 llegaron a la impactante cifra de USD368.000 millones, lo que marcó un incremento del 14% frente al promedio registrado en el siglo XXI. Estos datos posicionan a este año como el noveno consecutivo en el que las pérdidas superan los USD300.000 millones. Sin embargo, la cifra es inferior a las pérdidas de 2023, que totalizaron USD397.000 millones.
El informe, elaborado por Aon, también destacó que las pérdidas aseguradas alcanzaron los USD145.000 millones en 2024, un 54% más que el promedio del siglo. Aunque este aumento evidencia una mejora en la protección, todavía persiste una amplia brecha de seguros del 60%. La disparidad representa “una cobertura inadecuada frente a los riesgos”.
Un balance de víctimas humanas y costos globales
A nivel humano, el año pasado dejó un menor número de víctimas fatales en comparación con el promedio histórico. “Se reportaron 18.100 muertes a consecuencia de desastres naturales durante 2024, una cifra significativamente menor al promedio del siglo, que asciende a 72.400 fallecimientos”, indica el informe. El dato, aunque favorable, no debe ser interpretado como una reducción en la gravedad de los eventos, ya que las pérdidas económicas globales subrayan la magnitud de los daños.
En el caso de Colombia, el informe resaltó la devastación causada por el huracán Rafael en noviembre, específicamente en La Guajira. “Las lluvias intensas provocaron desbordamientos de arroyos e inundaciones en zonas como Uribia, generando pérdidas económicas de aproximadamente USD150 millones”, precisó el informe. Este fenómeno afectó a numerosas familias, lo que, de nuevo, evidenció la vulnerabilidad de las comunidades ante sucesos similares.
De acuerdo con el documento, Colombia debe prepararse para posibles impactos adicionales en 2025.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advirtió la posibilidad del desarrollo del fenómeno de La Niña con una probabilidad del 59% entre febrero y abril de este año. Este fenómeno meteorológico, caracterizado por el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico, podría ocasionar lluvias intensas, deslizamientos de tierra e inundaciones, lo que afectaría con severidad la infraestructura y cultivos en las regiones Andina, Caribe y Pacífica.
Con normalidad, en la costa
Con normalidad, en la costa Caribe se registran poderosos huracanes que dejan muchas dificultades
Así las cosas, los expertos de Aon instan a tomar medidas preventivas y fortalecer los niveles de aseguramiento. Recomiendan asegurar los bienes susceptibles a daños.
La CEO de Reaseguros para Colombia, Ecuador y Perú en Aon, Lina Toro, resaltó la trascendencia de invertir en tecnología y análisis para evaluar riesgos climáticos de forma más precisa. “Es crucial que las empresas, gobierno y comunidades adapten sus actividades y destinen recursos para mitigar los efectos adversos de estos eventos”, dijo la experta.
Mitigación y preparación frente a riesgos futuros
El análisis apunta a que tanto el sector público como el privado deben actuar de manera conjunta para reducir las vulnerabilidades frente a fenómenos climáticos.
“Las inundaciones del Chocó y el huracán Rafael en 2024 ilustraron la necesidad de capacitar al personal, ajustar operaciones y proteger propiedades”, destacó el informe. La cooperación podría minimizar tanto las pérdidas económicas como humanas en futuras adversidades.
Con esta información, se remarca la creciente necesidad de crear estrategias de mayor alcance para abordar los impactos derivados de los desastres naturales. A medida que estas catástrofes continúan intensificándose, el cierre de la brecha de seguros y la implementación de medidas preventivas emergen como prioridades en la agenda global.
Fuente: Infobae
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