Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y la Superintendencia Financiera de Colombia, aproximadamente el 35% de la población no tiene una cuenta bancaria o acceso a servicios financieros formales.
ColombiaPara nadie es un secreto que la inclusión financiera es un tema crucial para el crecimiento económico y el bienestar social en Colombia. En un país donde más del 35% de la población aún no tiene acceso a servicios financieros formales, entender las políticas que buscan reducir esta brecha resulta fundamental.
Por eso, en este artículo, queremos analizar el estado actual de la inclusión financiera en Colombia, incluyendo las cifras que reflejan la situación, las brechas existentes y cómo estas políticas contribuyen a un desarrollo más equitativo, la reducción de la pobreza y la desigualdad.
Además, valoraremos cómo el avance en este campo puede impactar positivamente en la economía nacional, incluso en aspectos tan diversos como el mercado de las criptomonedas, donde el valor del btc usd ha capturado la atención de muchos inversores en el país.
Estado actual de la inclusión financiera en Colombia
Nuestro país ha avanzado significativamente en los últimos años en lo que concierne a la implementación de políticas públicas y estrategias que buscan ampliar el acceso a servicios financieros. Sin embargo, todavía existen desafíos importantes que debemos enfrentar.
Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y la Superintendencia Financiera de Colombia, aproximadamente el 35% de la población no tiene una cuenta bancaria o acceso a servicios financieros formales.
Esto equivale a cerca de 17 millones de colombianos que, por diferentes razones, permanecen excluidos del sistema financiero formal.
Esto quiere decir que, aunque la bancarización ha aumentado en los últimos años, aún hay sectores rurales, comunidades indígenas y personas en situación de pobreza que enfrentan barreras para acceder a servicios básicos como son las cuentas de ahorro, los créditos o los seguros.
De hecho, la falta de infraestructura, la baja alfabetización financiera y la percepción de alto coste son algunos de los obstáculos que enfrentan estos grupos.
Además, el acceso a servicios como las transferencias electrónicas, los créditos, las pólizas de seguros y los ahorros sigue siendo desigual.
Ejemplo de ello es que, mientras en las zonas urbanas más del 75% de la población tiene alguna forma de cuenta bancaria, en las zonas rurales esa cifra cae por debajo del 40%.
Por lo que la brecha digital y las limitaciones en infraestructura tecnológica también juegan un papel importante en esta desigualdad.
¿Hay brechas en la inclusión financiera?
La realidad es que sí. Se puede decir que las principales brechas que enfrenta Colombia en materia de inclusión financiera son:
Brecha geográfica: la distribución de las instituciones financieras está concentrada en las grandes ciudades, dejando a muchas zonas rurales sin acceso cercano a bancos o puntos de atención.
Brecha digital: la falta de conectividad y de alfabetización digital limita la posibilidad de acceder a servicios financieros a través de plataformas digitales o aplicativos móviles.
Brecha socioeconómica: las personas en situación de pobreza o con bajos ingresos tienen menos acceso a productos financieros adaptados a sus necesidades.
Brecha cultural y educativa: la falta de educación financiera impide que muchos potenciales usuarios entiendan los beneficios y el funcionamiento de los servicios financieros.
Como verá, todas ellas generan un círculo vicioso donde la exclusión limita las oportunidades económicas y perpetúa la desigualdad.
Las políticas de inclusión financiera en Colombia
Ahora bien, el Gobierno colombiano, en conjunto con el sector financiero y las organizaciones internacionales, ha venido desarrollando varias políticas y programas para reducir estas brechas.
Algunas de las iniciativas más relevantes incluyen:
El Plan Nacional de Desarrollo 2022 - 2026: que busca promover el acceso a servicios financieros para toda la población, especialmente en zonas rurales y vulnerables.
Iniciativas de la banca móvil y digital: que facilitan el acceso a servicios financieros a través de teléfonos celulares y plataformas digitales, aprovechando el crecimiento del uso de smartphones en el país.
Los programas de educación financiera: orientados a mejorar el conocimiento y la confianza de la población en los productos y servicios financieros.
Planes de microfinanzas y créditos para pequeños productores: para fomentar el emprendimiento y la inclusión económica en zonas rurales.
Alianzas público-privadas: como las que impulsan la expansión de puntos de atención y corresponsales bancarios en áreas alejadas.
Estas políticas ya han comenzado a dar frutos, pero todavía falta mucho por hacer. Un camino por explorar es el de la innovación tecnológica, como las fintech, el cual ha abierto nuevas posibilidades para ampliar la inclusión, especialmente en segmentos que antes estaban fuera del alcance del sistema tradicional.
Asimismo, está el tema de las criptomonedas que, aunque aún no forma parte de las políticas oficiales de inclusión financiera, el interés que despierta en una parte de la población refleja la búsqueda de alternativas para acceder a mecanismos de ahorro e inversión en un contexto donde el sistema financiero tradicional todavía presenta brechas.
Es por ello por lo que el valor del btc usd es un tema frecuente en medios y círculos económicos del país.
¿Cómo la inclusión financiera impulsa el desarrollo económico y social?
Pero no se nos puede olvidar que las políticas de inclusión financiera, además de beneficiar a las personas individualmente, también tienen un impacto positivo en el país en su conjunto. Y entre los principales beneficios se encuentran:
Fomento del desarrollo económico: mientras más personas tengan acceso a créditos y servicios financieros, más pueden invertir en negocios, mejorar su productividad y generar empleo. Lógicamente, esto impulsa el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y ayuda a diversificar la economía.
Reducción de la pobreza: la inclusión financiera también permite a las familias vulnerables gestionar mejor sus recursos, acceder a mecanismos de ahorro y de protección ante riesgos, lo que reduce su vulnerabilidad y favorece la movilidad social.
Disminución de la desigualdad: al expandir el acceso a servicios financieros a comunidades tradicionalmente excluidas, se promueve una distribución más equitativa de las oportunidades económicas.
Estímulo a la innovación y la formalización: las políticas de inclusión fomentan la adopción de tecnologías financieras, con la consiguiente reducción de costes y mejora de la eficiencia del sistema financiero. Además, incentivan a los pequeños empresarios y emprendedores a formalizar sus negocios.
Promoción de la inclusión social y la participación ciudadana: finalmente, un mayor acceso a productos financieros también significa mayor participación en la economía formal y en la toma de decisiones financieras, lo que fortalece a la ciudadanía y la cohesión social.
De manera que, vamos por buen camino, pero en Colombia aún hay mucho que andar en materia de políticas de inclusión financiera.
Se hace necesario pisar el acelerador a las medidas para reducir las brechas geográficas, digitales y socioeconómicas si queremos tener pronto un sistema financiero más justo y eficiente, que realmente contribuya al desarrollo económico sostenible, la reducción de la pobreza y la disminución de las desigualdades.
El compromiso tanto del Estado, como del sector privado y la sociedad civil será fundamental para seguir implementando las iniciativas que favorezcan la inclusión. Solo así se podrá garantizar que todos los colombianos tengan las mismas oportunidades de acceder a los beneficios de un sistema financiero robusto y accesible.
Fuente: Caracol
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