El panorama argentino deja en evidencia una contradicción: mientras las coberturas son cada vez más amplias, aún persiste una baja cultura aseguradora.
Cada 21 de octubre se conmemora en Argentina el Día del Seguro, una efeméride que recuerda el momento fundacional de esta actividad en el país: la iniciativa de crear una compañía de seguros marítimos en 1811, impulsada por el Primer Triunvirato. Desde entonces, el seguro ha evolucionado, adaptándose a los cambios económicos, sociales y tecnológicos. Sin embargo, en el presente, la actividad se encuentra atravesada por múltiples desafíos estructurales que afectan tanto su expansión como la percepción que tiene la sociedad sobre su verdadero valor.
En una extensa entrevista, Jorge Valentino, gerente regional de Holando Sudamericana, analiza con claridad y franqueza el estado actual del sector y ofrece una mirada integral sobre las oportunidades y obstáculos que enfrenta el rubro en la Argentina de hoy.
El seguro visto como un gasto
Una de las frases más contundentes de Valentino resume una problemática cultural de fondo: la baja conciencia aseguradora. “En Argentina, el seguro no viene como un rol preventivo. La gente contrata un seguro porque ya le pasó algo”, afirma. Es decir, la contratación sigue siendo, en la mayoría de los casos, una reacción ante la pérdida, no una acción de previsión.
Según Valentino, esta conducta se explica en parte por una cultura nacional poco asociada a la planificación. “Tal vez la previsibilidad no esté tan arraigada en el gen argentino. Y justamente la previsibilidad, la planificación y la protección constituyen la esencia del seguro”, explica. A eso se suma la percepción errónea de que el seguro es un gasto prescindible, cuando en realidad debería ser visto como una inversión que protege el patrimonio, la salud, la vida y la actividad económica.
Una economía que condiciona al sector
En términos coyunturales, Valentino asegura que el mercado asegurador vive hoy una etapa de mayor estabilidad, aunque aún condicionada por la evolución general del país. “Venimos de años donde la inflación distorsionaba los precios del seguro. Hoy hay una cierta estabilización, pero seguimos atados a la situación del país”, resume.
Esa estabilización permitió que las pólizas volvieran a tener vigencias más largas, saliendo de la lógica mensual que impuso la inflación. “Hoy las pólizas vuelven a ser anuales y la facturación puede ser trimestral, semestral o anual. Eso refleja un poco más de previsibilidad”, señala.
Sin embargo, la microeconomía del hogar también impacta: muchas personas han optado por reducir coberturas. “No digo que anulen pólizas, pero sí se ve una baja de todo riesgo a terceros completo, o a terceros básicos. Eso responde a la necesidad de ajustar gastos en la economía doméstica”.
Cómo se define el precio de los seguros
Valentino explica que el precio del seguro (o “premio”) se determina a partir de dos componentes principales:
*La tasa actuarial, que calcula el riesgo según estadísticas y antecedentes.
*La carga impositiva y de costos, donde se incluyen IVA, tasas, proveedores, servicios de talleres, autopartes, índices de construcción, etc.
“Los precios hoy están más transparentados. Se ajustaron a la realidad económica del país. Si aumentan los costos de reparación o reposición, eso impacta directamente en el precio final del seguro”, explica.
El top de los seguros más contratados
Según Valentino, el ranking de los seguros personales comienza por el más común y obligatorio: la responsabilidad civil para vehículos automotores, que cubre los daños a terceros.
En segundo lugar, se ubica el seguro de combinado familiar, que incluye la cobertura del inmueble y el contenido (electrodomésticos, electrónicos, muebles). “Hoy por hoy, se ha tomado conciencia del valor de los electrónicos dentro del hogar, sobre todo por eventos como alta y baja tensión o descargas eléctricas”, precisa.
En tercer lugar, aparecen los seguros vinculados a la actividad económica de cada persona, como pólizas de mala praxis para profesionales, coberturas agropecuarias, seguros integrales para PyMEs y comercios, ART y vida obligatorio para empleados.
Informalidad y seguros “a medida”
Uno de los mayores desafíos que enfrenta el sistema asegurador argentino es la alta informalidad laboral. “Argentina tiene aproximadamente un 40% de economía informal. Eso implica que muchas personas no están registradas, pero aun así necesitan cobertura”, alerta Valentino.
En este contexto, existen productos como los seguros de accidentes personales, que permiten asegurar a trabajadores no registrados. “Es una paradoja: el Estado permite que se tomen seguros sobre una actividad ilegal, por así decirlo. Pero es necesario cubrir a esas personas”, señala.
Además, el mercado se ha adaptado con productos ondemand, como coberturas para bicicletas, monopatines o vehículos eléctricos no patentados. “Ese tipo de movilidad se incluye como adicional dentro del combinado familiar. No tienen aún una regulación clara dentro de la ley de tránsito, pero pueden generar siniestros graves”, advierte.
Siniestros y fraudes
La siniestralidad creciente también es una preocupación. “La cobertura se amplió mucho. Las pólizas ahora buscan proteger más situaciones, lo que las convierte en productos de tipo multirriesgo”, afirma Valentino. Sin embargo, aclara: “Un siniestro debe ser un hecho fortuito, impredecible. Si hay certeza de que algo va a ocurrir, no se puede asegurar”.
En este punto, aparecen dos factores críticos que desequilibran el sistema: el fraude y la judicialización. “El fraude y los juicios por accidentes o ART tienen un impacto directo. Distorsionan el cálculo del riesgo y encarecen las primas. Hay que trabajar también sobre esto, porque encarece los costos para todos”, advierte.
Seguro de vida: la deuda pendiente
Uno de los datos más preocupantes del panorama asegurador argentino es el bajo nivel de contratación de seguros de vida. “En la pirámide de contratación, está por debajo del seguro del auto. Se protege más el patrimonio material que a la familia”, señala Valentino.
La falta de conciencia social sobre el valor del seguro de vida refleja, nuevamente, una cultura poco orientada a la previsión y el cuidado del entorno cercano. “El seguro de vida no es para quien lo contrata, sino para quienes quedan. Es una protección para la familia. Pero falta mucho conocimiento sobre esto”, remarca.
Educación aseguradora: la tarea pendiente
Para Valentino, la educación es la clave para cambiar la percepción del seguro en Argentina. “A este país le falta cultura del seguro y cultura financiera. Van de la mano. Deberían ser materias obligatorias en las escuelas”, afirma.
La educación financiera permitiría no solo entender mejor los productos disponibles, sino también elegir coberturas adecuadas según las necesidades de cada persona o actividad económica. Además, permitiría avanzar hacia una conciencia aseguradora preventiva, que priorice el cuidado anticipado por sobre la reacción ante una pérdida.
El rol del productor asesor
En este camino, el productor asesor de seguros cumple un rol fundamental. Es quien asesora, orienta y acompaña al cliente para elegir correctamente la cobertura más adecuada. “Es la persona que está cara a cara con el asegurado. Tiene un rol clave en educar, informar y generar confianza”, remarca Valentino.
Desafíos para el futuro
De cara al futuro, Valentino identifica tres grandes desafíos para el sector asegurador argentino:
*Generar mayor conciencia aseguradora: que las personas comprendan la necesidad de
contratar seguros como parte de su planificación de vida.
*Formalizar la economía: reducir el porcentaje de trabajo informal y sumar a más personas al circuito de coberturas formales.
*Construir una conciencia colectiva: una sociedad más solidaria y previsora, donde se valore la prudencia y el cuidado mutuo.
Conclusión: mucho más que una efeméride
El Día del Seguro no es solo una oportunidad para recordar los orígenes de esta actividad en el país. Es, sobre todo, una ocasión para reflexionar sobre su importancia estratégica en la vida cotidiana y en la economía nacional. En un mundo atravesado por la incertidumbre, los seguros son herramientas indispensables para dar seguridad, continuidad y protección.
Pero para que el seguro cumpla ese rol de forma efectiva, es imprescindible construir una cultura de la previsión. Y eso se logra con educación, confianza, profesional.
Fuente: La Opinión
Enlace: https://www.laopinionline.ar/Dia-del-Seguro-en-Pergamino
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