Es necesario mejorar los subsidios a los seguros rurales en favor de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad financiera agrícola.
El avance del cambio climático ha acentuado de una vez por todas la necesidad de contar con seguros rurales accesibles a los productores. El desarrollo de una industria de riesgo agrícola en Brasil es un desafío interminable. El agro ha incorporado tecnología a la producción, ha ido modernizando la gestión y la distribución, digitalizando la cadena de servicios, pero los seguros no despegan.
Las cifras del propio Ministerio de Agricultura revelan el problema. En 2023, sólo 6,25 millones de hectáreas agrícolas tenían algún tipo de cobertura, lo que no representa ni el 10% del área destinada a la producción agrícola. Según la Confederación Nacional de Aseguradores (CNseg), la mayoría de las pólizas están ubicadas en la Región Sur, quedando el resto prácticamente desatendidas.
Esta temporada, la intensidad del fenómeno climático El Niño, que trae fuertes lluvias al sur y sequía al centro de Brasil, viene castigando los cultivos, reduciendo las estimaciones de cosecha, lo que se traducirá en impactos sobre la oferta, los ingresos de los productores y los precios al consumidor. Sin seguro, las incertidumbres no hacen más que aumentar y se avecinan para el próximo ciclo.
El ministro Carlos Fávaro (Agricultura) ya ha dicho públicamente que el modelo de seguro existente es insostenible y que lo está rediseñando. Lo que también es necesario realinear es el apoyo del gobierno federal a los subsidios a las primas: el monto de la póliza que paga el productor.
El subsidio oficial al seguro rural es una política adoptada correcta y exitosamente en otros países, y que necesita ser mejorada en Brasil para mantener nuestra seguridad alimentaria y la sostenibilidad financiera de la agricultura. Los seguros son caros y el productor por sí solo no puede permitírselo. El año pasado se subsidiaron poco más de 107 mil pólizas para alrededor de 70 mil productores.
El subsidio es un elemento clave para la expansión del seguro rural y debe ser tratado como una política de Estado, con un volumen de recursos predecible y en monto adecuado, lo que nunca ha ocurrido. Dotado inicialmente con una cifra de R$ 1,06 mil millones, el Programa de Subvención de las Primas del Seguro Rural 2023 vio su presupuesto reducido a R$ 933 millones.
La tecnología de la información, que ha estado transformando el crédito rural, ampliando y reduciendo la burocracia en las opciones de financiación, también puede funcionar para los seguros, ayudando a personalizar la cobertura y mejorar los precios de las pólizas. Además, las experiencias de subsidios estatales, como las de São Paulo y Paraná, también deben implementarse en otros estados.
Fuente: Sindseg
Enlace: https://www.sindsegsp.org.br/site/noticia-texto.aspx?id=36088
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