Medir y digitalizar procesos permite prevenir la fatiga laboral y optimizar la seguridad, impulsando una cultura organizacional enfocada en salud, eficiencia e innovación tecnológica
Hace unos días, en el IX Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales, organizado por La Positiva Seguros y la Fundación Internacional ORP, compartí una idea que considero fundamental: “Si no medimos, no mejoramos. Si no digitalizamos, no escalamos”. En el contexto actual, donde la fatiga laboral se ha convertido en un riesgo silencioso pero creciente, esta frase refleja la urgencia de repensar nuestra estrategia de prevención y sumarnos a la ola de la era digital.
La fatiga no es un simple cansancio: es un factor que afecta la concentración, la productividad y, sobre todo, la seguridad de las personas. La OMS estima que más de 745,000 muertes al año están vinculadas al exceso de horas trabajadas, mientras que el estrés térmico ocasiona 19,000 muertes anuales (OIT, OMS 2025). En el Perú, más de 5,000 accidentes laborales fueron notificados solo en los dos primeros meses de 2024 (MTPE). Estos números nos recuerdan que no se trata de un tema menor: la fatiga es un problema de salud pública y empresarial.
La nueva ola digital: un reto y una oportunidad
Estamos viviendo una nueva ola de transformación digital que no podemos ignorar. Lejos de ser una amenaza, la tecnología es una herramienta estratégica para anticipar riesgos, optimizar recursos y cuidar mejor a las personas. La incorporación de sensores, wearables y algoritmos de inteligencia artificial ya permite monitorear en tiempo real variables críticas como el cansancio, la temperatura corporal o las horas acumuladas de trabajo.
El objetivo no es reemplazar al trabajador, sino hacer que su labor sea más eficiente y eficaz. Por ejemplo, un tablero de control digital que centralice alertas sobre fatiga puede ayudar a los gerentes a tomar decisiones más rápidas y preventivas. Un sensor que detecta agotamiento extremo puede evitar un accidente. Y las políticas de desconexión digital apoyadas en plataformas tecnológicas pueden mejorar la salud mental de los equipos en teletrabajo.
Estrategia para un nuevo tiempo
Pero la digitalización por sí sola no alcanza. Se necesita una estrategia clara que combine tres dimensiones:
Diagnóstico y medición: establecer indicadores reales sobre niveles de fatiga y su impacto en la productividad.
Innovación tecnológica: incorporar herramientas digitales que permitan anticipar y gestionar riesgos.
Cultura y liderazgo: promover una visión en la que la seguridad y salud ocupacional no sean un requisito administrativo, sino un valor empresarial estratégico.
El camino para el Perú
En nuestro país, donde el 78% de la fuerza laboral es informal, hablar de estrategia digital en seguridad y salud es todavía un reto. Pero también es una oportunidad. Si logramos aprovechar esta ola tecnológica con un enfoque humano y ético, podremos construir organizaciones más sostenibles, competitivas y seguras.
La clave está en correr junto a la ola, no detrás de ella. Entender que la digitalización no es un fin en sí mismo, sino una forma de hacer mejor nuestro trabajo, más eficiente y eficaz, sin perder de vista que detrás de cada dato hay una persona.
Reflexión final
La fatiga laboral seguirá siendo un riesgo mientras la normalicemos. Pero también puede ser el punto de partida para acelerar la transformación de nuestras organizaciones. Mi convicción es clara: automatizar para proteger, medir para prevenir y entrenar para empoderar. Esa es la verdadera estrategia para que la era digital deje de ser un discurso y se convierta en una práctica que salve vidas y potencie el trabajo humano.
Fuente: Infobae
Proveemos información Técnica y Financiera del Mercado Asegurador