El seguro agrícola permite a las empresas del sector afrontar con más seguridad los riesgos propios del escenario actual. Sin embargo, se requiere una labor más articulada de los sectores público y privado para desarrollar este mecanismo financiero en el Perú.
En las dos últimas décadas, el sector agropecuario peruano ha expandido su oferta con productos de reconocida calidad internacional y se ha abierto paso en mercados de alto valor que demandan exigentes estándares de calidad. El valor free on board (FOB) de las exportaciones agropecuarias peruanas pasó de USD 3200 millones, en el 2010, a USD 12 400 millones, en el 2024. Asimismo, la participación de las exportaciones de productos agropecuarios sobre el total de las exportaciones peruanas pasó de 8.87 %, en el 2010, a 16.92%, en el 2025. En este mismo periodo, el producto bruto interno (PBI) agropecuario aumentó de S/21 800 millones a S/35 500 millones (del 2007).
Si bien estas son muy buenas noticias y constituyen una fortaleza económica desarrollada en muy corto tiempo, la poca diversificación sectorial de la economía peruana representa una debilidad, ya que uno de sus pilares, el sector agrícola, se expone a numerosos riesgos de diversa índole. En el 2024, el valor de las exportaciones mineras y agrícolas sumaban casi el 80 % del valor total de las exportaciones peruanas, lo que implica una alta vulnerabilidad ante una caída en el valor exportado de cualquiera de estos dos sectores.
Escasez de mecanismos financieros
Es desafortunado que el Perú no cuente con mecanismos financieros adecuados que protejan a los empresarios del sector agropecuario ante eventos impredecibles que suelen ser de poca ocurrencia, pero con alto impacto y representan una continua amenaza para el sector. A nivel de empresa o explotación agrícola, una adecuada gestión de riesgos puede minimizar el impacto, por ejemplo, de caídas en la producción o en los precios de venta, pero lo ideal sería contar con mecanismos financieros adicionales para minimizar el impacto de la exposición al riesgo.
La implementación de instrumentos sofisticados, como los futuros o las opciones, suelen requerir mercados de alta liquidez que no existen en el Perú. En este artículo, presentamos la hoja de ruta para desarrollar uno de los mecanismos de mayor accesibilidad frente los riesgos antes mencionados: el seguro agrícola.
Capacidad técnica de las aseguradoras
En primer lugar, las compañías de seguros tendrían que amplificar sus capacidades técnicas y financieras para crear coberturas de seguros sostenibles en el tiempo. En este contexto, la capacidad técnica está vinculada con un sólido análisis actuarial que permita establecer primas adecuadas a nivel técnico, de manera que las compañías de seguros no corran el riesgo de descapitalizarse en caso de eventos sistémicos o catastróficos.
En esa línea, las compañías de seguros deberían desarrollar conocimiento propio, mediante la contratación de personal con altas capacidades matemáticas y estadísticas que puedan, por ejemplo, ajustar con precisión series de datos a funciones de densidad de probabilidades conocidas, formular regresiones lineales y no lineales, identificar correlaciones espurias o desagregar series de tiempo cíclicas (por ejemplo, la temperatura) en sus componentes elementales para crear modelos matemáticos relevantes. Además, las empresas tienen que generar conocimiento interno que facilite el análisis actuarial con el uso de lenguajes de programación como R o Phyton u otras herramientas analíticas.
Conocimientos y capacidades técnicas
Es importante que las compañías de seguros también promuevan, a nivel interno, el conocimiento agronómico que les permita diseñar pólizas que protejan de forma adecuada el valor agregado de sus clientes. Por ejemplo, podrían potenciar su capacidad para correlacionar los fenómenos naturales con las caídas en el rendimiento agrícola y, así, mitigar las potenciales pérdidas financieras de los asegurados.
En cuanto a las capacidades financieras, las compañías de seguros locales podrían incrementar su capital al atraer a inversionistas más dispuestos a tomar riesgos o a través del mercado reasegurador mundial. La segunda opción es atractiva no solo porque, bajo un esquema de reaseguro, el asegurador local puede transferir parte de su riesgo a compañías internacionales con mucho mayor capital, sino también porque estas últimas pueden aportar conocimiento mediante la experiencia ganada a lo largo de muchos años en numerosos países con características similares o disímiles al Perú.
Aportes tecnológicos al aseguramiento
El desarrollo del seguro agrícola puede acelerarse gracias a nuevas tecnologías de teledetección, como las imágenes satelitales o el uso de drones con cámaras de alta resolución. Estas técnicas pueden facilitar el análisis de riesgo, previo a la elaboración de las coberturas de seguro, y aumentar la eficiencia y precisión del proceso de ajuste (análisis de pérdidas). El uso de estas técnicas sofisticadas puede facilitar tanto una cobertura de seguros de daños como una cobertura paramétrica, cuyos pagos indemnizatorios se basan en anomalías en parámetros preestablecidos que suelen afectar el rendimiento de los cultivos, como la precipitación o temperatura.
Por su parte, los Gobiernos tienen varios mecanismos para contribuir con el desarrollo del seguro agrícola. En primer término y, por sobre todas las cosas, deben impulsar la creación y promoción de un marco legal que genere estabilidad y confianza en las transacciones entre entidades privadas que brindan protección financiera a los productores agrícolas.
Retos urgentes para el Estado
Los Gobiernos también deberían invertir en recursos humanos y logísticos para el desarrollo de instituciones como el Senamhi o el Instituto Geofísico Nacional, de manera que se conviertan en pilares de la investigación y el desarrollo técnico en las áreas de su respectiva competencia. Estas instituciones también necesitan desarrollar capacidades matemáticas y estadísticas para convertir los datos obtenidos de sus estaciones operativas en información confiable y relevante para todo el público usuario, sobre todo para los productores agrícolas y las compañías de seguros.
Además de promover la investigación a través de un enriquecido recurso humano, estas instituciones técnicas deberían tener presupuesto suficiente para renovar y mantener su infraestructura, y generar datos diarios de alta precisión a los que el público pueda acceder sin costo alguno. En este esfuerzo, los recursos de los Gobiernos regionales y municipales podrían sumarse a los del Gobierno central con aportes financieros o recursos para proteger la infraestructura o facilitar la obtención de datos.
Trabajo coordinado entre sectores
Las instituciones académicas públicas y privadas también juegan un papel importante en este esfuerzo. Por un lado, están las instituciones que ofrecen enseñanza técnica en agronomía, matemáticas y estadística. Por otro lado, están aquellas que ofrecen conocimientos sobre el manejo gerencial de empresas e instituciones. Estas instituciones académicas deben impartir conocimientos a la altura del reto que significa continuar con el desarrollo del seguro en el Perú, mediante herramientas técnicas y gerenciales que aseguren el crecimiento sostenible de la actividad agrícola.
En resumen, el seguro agrícola constituye una herramienta eficiente para proteger la producción agropecuaria, pero su desarrollo efectivo requiere de la suma de esfuerzos de muchas instituciones en diversos frentes. El futuro se acerca y estos esfuerzos deben ser asumidos de inmediato por todos los agentes involucrados, sobre todo en el caso del sector privado, de manera que obtengan beneficios a través de una idónea oferta de valor comercial y contribuyan con el desarrollo de la sociedad. ¿Has accedido a algún tipo de seguro agrícola? Cuéntanos tu experiencia.
Fuente: ESAN
Enlace: https://www.esan.edu.pe/conexion-esan/hoja-de-ruta-para-el-desarrollo-del-seguro-agricola-en-el-peru
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