La inversión en compañías con una trayectoria sólida en el pago de dividendos es una de las opciones de quienes desean resistir en Bolsa incluso en el momento actual de máxima volatilidad. Jarrid Klug es gestor del DWS Invest Top Dividend, un fondo especializado en esta temática con un patrimonio gestionado de casi 2.000 millones de euros y una rentabilidad en el año que se ha visto reducida al 1% y que superaba el 7% con anterioridad al “Día de la Liberación” de Trump. Klug reconoce que tras la declaración de guerra comercial, mantienen la cautela y una posición defensiva en la cartera. “Creemos que la incertidumbre generada por los aranceles está llevando a los inversores a incorporar mayores primas de riesgo, y a las empresas a ralentizar la toma de decisiones en inversiones de capital, lo que incrementa el riesgo de recesión”, asegura.
Pregunta. ¿Es buen momento para la inversión en dividendos o también les llega sin paliativos la corriente vendedora?
Respuesta. La situación había mejorado para las estrategias de inversión en dividendos, que en los dos últimos años habían sufrido por no estar en las grandes compañías tecnológicas de EE UU. Y ahora es momento de diversificar. Seleccionamos compañías con un sólido modelo de negocio, fuertes ventajas competitivas, una sólida marca, márgenes elevados y una deuda muy reducida, de modo que puedan repartir dividendos incluso en períodos de menor crecimiento económico. Nos gustan las empresas que puedan pagar dos tercios de su beneficio en dividendos. En un período de descenso de los beneficios en que solo pudieran repartir un tercio de las ganancias, podría seguir pagando dividendos.
P. ¿Qué importancia dan a la continuidad en el tiempo del aumento de los dividendos, como en las compañías denominadas los aristócratas del dividendo?
R. Un dividendo creciente genera mayor confianza entre los inversores y es un sostén para la cotización. Cuando más fiable es el pago de un dividendo, más inversores lo aprecian. Aunque también surgen circunstancias excepcionales, como sucedió por ejemplo en la pandemia con los bancos, que suspendieron el dividendo por motivos regulatorios. Para nosotros no es requisito indispensable el dividendo continuamente al alza, ya que no tiene en cuenta esas circunstancias excepcionales y reduce mucho el universo de inversión.
P. ¿Están cómodos con la exposición del fondo a EE UU? Es la mayor de la cartera, con un tercio del total...
R. Es cierto que es la mayor exposición en un único país, pero es muy inferior a la del conjunto del mercado. Estados Unidos supone el 30% de la cartera del fondo frente al peso del 75% que tiene el país en el índice MSCI World. Así que no vemos que sea un riesgo tener esa exposición en EE UU porque en ese mercado hay compañías muy estables. Hasta ahora no hemos incrementado significativamente la exposición a renta variable en el fondo; lo que sí hemos hecho es reducir gradualmente nuestra exposición al dólar estadounidense. Recogimos algunos beneficios a finales del pasado año en algunos valores de EE UU. Y más recientemente hemos hecho plusvalías y reducido exposición en Europa, donde los índices subieron mucho en muy poco tiempo. El optimismo que surgió en Europa ya quedó puesto en precio en gran medida.
P. ¿Cree que estamos ante el fin del excepcionalismo de EE UU como lugar en el que invertir?
R. La Bolsa de EE UU alcanzó un peso enorme sobre el mercado bursátil global, del 75%. Es una concentración regional enorme en un mercado en sí mismo muy concentrado. Mientras, en Europa ha surgido un importante estímulo fiscal para el gasto en defensa, liderado por Alemania, pero que para ser efectivo necesita la implicación de la inversión privada. Así que el optimismo en Europa, unido a una valoración muy baja en términos relativos, podría ser una buena oportunidad para la próxima década, por ejemplo. Creo que hay una buena posibilidad de que estemos viendo un cambio en el liderazgo.
P. ¿Por qué su sector favorito es el financiero?
R. En el sector financiero se incluyen los bancos, las aseguradoras y los brókeres. Nos gustan los bancos, pero tenemos en la actualidad más exposición en aseguradoras. Nuestra estrategia de inversión es conservadora, nos gustan las compañías que no están muy correlacionadas con el entorno macroeconómico y las aseguradoras no lo están. Tenemos aseguradoras estadounidenses, en especial de automóviles. Cierto que el coste de la reparación de los siniestros puede elevarse con los aranceles, pero en un porcentaje muy pequeño. Las aseguradoras están mucho más aisladas de los aranceles, la clave de su actividad está en los siniestros. Y algunas compañías tienen de hecho una correlación negativa con la situación macroeconómica: si hay más actividad económica, hay más opción de que las cosas se rompan, más siniestros, pero si hay menos actividad, sucede, al contrario. Y si hay menos siniestros, la aseguradora es más rentable. Otra parte del negocio asegurador se ve perjudicada con las bajadas de tipos interés, pero una parte muy importante sí se beneficia de una menor actividad económica, por eso nos gustan las aseguradoras. Sobreponderamos el sector desde hace tiempo.
P. La segunda mayor posición del fono es en salud, ¿por qué?
R. De nuevo por la incertidumbre económica, el sector de la salud está menos correlacionado con la macroeconomía y se esperan cambios regulatorios. También nos gustan las eléctricas, con mercados regulados igualmente menos sujetos a la macro. Además, el descenso de tipos de interés es un soporte para estas compañías, al igual que el crecimiento y la demanda de electricidad que supone la inteligencia artificial.
P. ¿Cuáles son sus principales posiciones en cartera?
R. Angico Eagle es la mayor posición del fondo, es una compañía minera de oro con sede en Canadá. Tienen una operativa minera muy eficiente y está beneficiándose claramente de unos precios del oro más altos. También tenemos una posición importante en Taiwan Semiconductor, que produce chips de tecnología punta, y para nosotros, como inversores en dividendos, es una buena opción para obtener exposición a una tendencia de crecimiento estructural a largo plazo. Nos gusta más este tipo de empresas que tener una empresa de semiconductores estadounidense que quizá no produzca sus propios chips.
Fuente: Cinco Días
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