El mundo demanda cobre y litio por el auge de la electromovilidad.

A nivel global, el avance hacia la electromovilidad como medida para mejorar las emisiones y combatir el cambio climático es innegable. Sin embargo, la discusión se centra en la velocidad de este cambio, tanto por las políticas públicas que lo impulsan como por la disponibilidad de insumos críticos para la manufactura de los principales componentes.

Al hablar de electromovilidad, es común referirse únicamente al automóvil eléctrico, donde la batería, uno de sus componentes clave está basado, en parte, de productos derivados del litio. Sin embargo, la electromovilidad abarca un ecosistema mucho más amplio, que incluye no solo la movilidad, sino también su infraestructura, donde el cobre emerge como un mineral crítico y al momento insustituible.

Cobre, litio, níquel, cobalto y tierras raras son componentes fundamentales de muchas de las tecnologías de energía limpia de rápido crecimiento actuales, desde turbinas eólicas y redes eléctricas hasta vehículos eléctricos según el último informe publicado por Agencia Internacional de las Energías Renovables. La demanda de estos minerales está creciendo rápidamente a medida que se aceleran las transiciones a energías limpias enfrentando cadenas de valor vulnerables a disrupciones debido a su escasez, concentración geográfica, complejidad en el proceso de extracción y refinamiento, y/o falta de sustitutos.

Argentina posee un potencial latente en este campo, pero ha sido afectada por la inestabilidad económica y la inconsistencia de las políticas a largo plazo. Aun así, ha desarrollado la minería. Tímidamente. Actualmente en operación sólo tenemos 17 proyectos de los cuales 14 son de oro y plata, y 3 son de litio. La incertidumbre nuestra macro y la discrecionalidad en las reglas de juego son el principal obstáculo para la actividad, ya que ha ralentizado la toma de decisiones de inversión respecto al avance de proyectos de la gran minería e incluso de litio, obstaculizando el desarrollo de su potencialidad.

A su vez, la exigencia a los proyectos es mayor por nuestra falta de infraestructura. Todo proyecto minero debe contemplar el desarrollo de caminos, tendido de red eléctrica, energías renovables, gas, logística y nodos multimodal para garantizar la operatividad de la explotación, trabajar bajo estándares de calidad internacionales y cumplir con las metas de la Agenda 2030. Esto implica mayor presión tanto en términos de valor de la inversión como en tiempo requerido para todas las actividades off site.

Si bien los desafíos son muchos, el sendero de crecimiento comenzó, al menos en el litio. A nivel global, aunque se encuentra entre los cinco principales productores, su producción en 2024 (100.000 toneladas) sigue estando por debajo del segundo productor, Chile (180K). Actualmente seis son los proyectos que están en construcción, a distintas velocidades, pero que en su etapa de producción ampliarán la oferta en más de 100K toneladas de diferentes productos de litio.

Este crecimiento paulatino, pero sostenido, se traduce en un aumento de su participación en las exportaciones mineras totales de Argentina: en diez años pasó de representar el 1% al 18% de los casi US$4000 millones exportados por el sector en el último año, que sigue siendo liderado por los envíos de oro y plata.

Sin embargo, la explotación del cobre en Argentina está lejos de su caudal. Desde 2018, con el cierre de Minera Alumbrera no participamos en el mercado del cobre aun teniendo importantes reservas y yacimientos de clase mundial. El principal driver detractor de estas grandes inversiones ha sido el cambio de reglas de juego, aun teniendo la Ley de Inversiones Mineras.

Es por eso que la Argentina dejó pasar años de desarrollo donde las inversiones se han desviado a los países tradicionales en producción. Más de un proyecto está a las puertas de la etapa de construcción, con inversiones promedio de US$3000 millones, lo que implica una alta demanda de empleo de calidad, desarrollo de cadenas de abastecimiento con altos estándares para cumplir con normas internacionales que califican a proveedores a poder intervenir en otras cadenas de altas exigencias, desarrollo de infraestructura con externalidades positivas en zonas remotas y cambio en la matriz productiva regional.

Los grandes jugadores internacionales han hecho pie en Argentina, la cartera de proyectos de cobre tiene en agenda de mediano plazo a Josemaría (SJ), El Pachón (SJ), Mara (Catamarca) y Taca Taca (Salta), que en conjunto serian inversiones por más de USD 12.000M, pero no hay que perder de vista las buenas campañas de exploración que suben a esta lista a Los Azules (SJ), Filo del Sol (SJ) y Altar (SJ) seguido por más de veinte proyectos en distintos estados.

En los próximos años, y de la mano de la electromovilidad, a nivel global no habrá problemas de demanda sino de oferta. Es la gran oportunidad de Argentina para capitalizar las inversiones que están buscando nuevos proyectos en países donde la trazabilidad de las condiciones operativas puede ser cumplidas.

 

Fuente: Clarín

Enlace: https://www.clarin.com/economia/argentina-finalmente-subira-auto-electrico_0_InPgrWNUIN.html