Recibir atención médica es una experiencia profundamente humana. Sin embargo, cuando algo sale mal, el daño no afecta sólo el cuerpo: deja una huella emocional tanto en los pacientes como en quienes los cuidan. En la búsqueda de una atención más segura, hoy sabemos que los pacientes tienen un rol clave.
Pacientes
Aunque la responsabilidad primaria por la seguridad recae en médicos, enfermeros e instituciones, la participación activa de los pacientes puede marcar una diferencia real. ¿Cómo? Aportando su voz, su atención, sus preguntas. Nadie conoce mejor los síntomas, las reacciones o el propio cuerpo que uno mismo. Nadie está más presente durante todo el proceso que el propio paciente.
Participar no significa “hacerse médico”, sino tener un rol activo en las decisiones, expresar dudas, pedir aclaraciones, compartir inquietudes. Una madre que cuestionó la medicación de su hija tres veces no fue escuchada. La etiqueta era correcta, pero no el contenido de la bolsa. Su hija de siete años falleció por un error evitable. Su participación –si hubiese sido tomada en cuenta– podría haber salvado una vida.
Seguridad
Hoy, muchas instituciones aún son poco receptivas a esta colaboración. Persisten barreras culturales, falta de tiempo y hasta temor de los pacientes a parecer “conflictivos” si hacen preguntas o expresan dudas. A esto se suma una percepción muy extendida: muchas personas creen que “estar seguras” significa simplemente tener buenos médicos. Pero la seguridad no depende sólo del talento individual, sino de que todo el sistema –desde la coordinación entre profesionales hasta los protocolos, los registros y la comunicación– funcione bien para evitar errores. Todos ganan cuando se fomenta esta alianza y se reconoce el valor del paciente como una parte activa del proceso. Los profesionales trabajan más seguros y los pacientes obtienen mejores resultados.
Diversos estudios muestran que quienes participan en su atención sufren menos eventos adversos. No se trata sólo de seguridad: también mejora la experiencia emocional del paciente. Sentirse escuchado, considerado, partícipe, cambia radicalmente el vínculo con el sistema de salud.
Cómo intervenir
Hay muchas formas en las que los pacientes pueden involucrarse activamente en su atención. La primera, y quizá más importante, es no quedarse con dudas: asegurarse de entender el diagnóstico, los riesgos y los beneficios de cada tratamiento y cuáles son los pasos a seguir. También es clave conocer bien los medicamentos que uno toma –para qué sirven, cómo y cuándo tomarlos– y llevar un registro actualizado. Acudir acompañado a las consultas, especialmente en momentos delicados, ayuda a no olvidar detalles y a sentirse más respaldado. Repetirle al profesional con palabras propias lo que se entendió es una buena manera de confirmar que la información fue clara. Si algo no cierra, si algo genera inquietud, hay que animarse a preguntar o pedir una segunda opinión. No es desconfianza: es ejercer un derecho. Participar no sólo mejora la seguridad: también refuerza la confianza mutua entre el paciente y el equipo de salud.
Hay que reconocer que no todos los pacientes están en condiciones para intervenir de igual forma. Las personas mayores, las que tienen menos educación en salud o las que se encuentran en situaciones vulnerables requieren más apoyo. Por eso, el rol del sistema también es formar, acompañar y facilitar herramientas para que todos puedan participar de manera segura.
La seguridad no es sólo una tarea técnica: es un compromiso compartido. En la Argentina, muchas organizaciones ya trabajan con comités de pacientes para fortalecer los vínculos con ellos mediante encuentros abiertos, formación y participación en decisiones sanitarias.
Diálogo
En definitiva, cuando hablamos de seguridad, no se trata sólo de evitar errores: hablamos de cuidar a las personas en su totalidad, de escucharlas y de construir una relación basada en el respeto mutuo. Como dijo un activista por los derechos de los pacientes: “Los médicos deberán bajar de sus pedestales y los pacientes levantarse de su posición de rodillas”.
La medicina del futuro no se construye sólo con tecnología. Se construye con diálogo.
Fuente: Todo RIesgo
Enlace: https://www.todoriesgo.com.ar/noble-seguros-vitolo-seguridad-atencion-pacientes/
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