Cada vez más productores y otros eslabones de la cadena recurren a "seguros climáticos paramétricos" en lugar de seguros climáticos meteorológicos convencionales. "Esta forma de seguro también está ganando terreno en Europa", indica Ard van't Veer, director de servicio al cliente de la consultora de riesgos y seguros Aon.
"Ambos servicios dependen de las condiciones meteorológicas, pero son dos productos completamente distintos", comenta Ard. "En el caso del seguro de cosecha convencional, la aseguradora tiene en cuenta los daños reales. Pongamos un caso de inundación que ha provocado que las patatas sufran podredumbre.
En ese caso, se informa a la aseguradora y se pone en marcha un proceso en el que el agricultor tiene que demostrar y estimar el valor de los daños. La gran ventaja de este método convencional es que se obtiene una perspectiva realista de los daños sufridos por el agricultor como consecuencia de las precipitaciones. Pero también tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, es un proceso que lleva mucho tiempo y a veces pueden pasar meses hasta que se obtiene una indemnización por los daños. Si, como agricultor, no tienes suficiente liquidez para volver a sembrar, puedes verte en serios apuros en la temporada siguiente".
El seguro climático paramétrico, en cambio, se basa en datos aportados por estaciones meteorológicas y satélites, entre otros. Por ejemplo, si la lluvia o la sequía caen por debajo o por encima de un determinado nivel y ese aspecto constituye el desencadenante acordado de antemano, automáticamente te pagan equis cantidad. Esto simplifica mucho el proceso, porque aparte de la estación meteorológica, el perjudicado y la aseguradora, básicamente no hay ninguna otra parte implicada. Parece muy sencillo, pero conlleva riesgos, sobre todo para productores con una superficie algo menor. La estación meteorológica debe estar situada cerca del lugar de cultivo, y a veces, al producirse una granizada extrema, el productor de un lado del pueblo puede sufrir daños millonarios, mientras que el del otro lado del mismo pueblo puede salir indemne. A veces, las lluvias/granizadas son muy localizadas y, en ocasiones, puede ocurrir lo contrario: que no se produzcan daños, pero sí se paguen indemnizaciones, y viceversa".
La Global Risk Management Survey es una encuesta mundial que Aon realiza periódicamente entre empresas y organizaciones para conocer los principales riesgos que experimentan y cómo los afrontan.
"Este último formato de seguro no lo tienen aún contratado muchos productores, aunque está ganando terreno, sobre todo entre las empresas situadas más abajo en la cadena. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los importadores holandeses, que lo utilizan para cubrir los daños sufridos por sus cultivos en el extranjero. Estas empresas dependen de la disponibilidad de productos de sus proveedores para sus acuerdos contractuales con el retail y les interesa garantizar su continuidad. Otra razón por la que cada vez más empresas opten por una solución de riesgo asegurada es el rendimiento ESG de la empresa".
"Los fruticultores holandeses suelen poder asegurarse sin problemas, pero los grandes importadores de fruta de ultramar, por ejemplo, trabajan más con brokers que operan a nivel internacional. Un pago más rápido puede resultar especialmente interesante en países con superficies de cultivo muy grandes. Si se trabaja solo con unas pocas hectáreas, esta forma de seguro no será la más adecuada, pero si se depende del suministro de cientos de hectáreas de melones o piñas, resultará muy atractivo poder disponer rápidamente de fondos en caso de calamidad. Además, debido al cambio climático, cada vez se invierte más en estaciones meteorológicas y el registro de las mediciones climáticas es cada vez más preciso", concluye el director de servicio al cliente.
Fuente: Fresh
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