Esta propuesta de marco legal fue aprobada en 2017 en la Cámara de Diputados, ya entonces criticada por no cumplir con los mejores estándares de regulación
"El mercado asegurador es un pilar fundamental del sector financiero de cualquier país"
El proyecto de ley 29/2017, actualmente en el Senado Federal (originado en el proyecto de ley 3.555/2004 de la Cámara de Diputados), pretende crear una ley única de seguros en Brasil y ha sido criticado por abogados y otros actores del sector asegurador.
No es de extrañar. Este proyecto de ley presenta importantes incoherencias y representa un gran retroceso para el mercado brasileño de seguros, que ha realizado progresos significativos, especialmente en los últimos cuatro años.
El mercado de seguros es un pilar fundamental del sector financiero de cualquier país. El principal objetivo del seguro es el mutualismo, es decir, la dilución de riesgos considerados demasiado grandes para dejarlos en manos de una sola persona o empresa.
En un movimiento global, los organismos reguladores de todo el mundo tratan de compartir las mejores prácticas y la información. Como resultado, se espera que los países creen entornos normativos adaptados a sus realidades y que cumplan los requisitos internacionales básicos. El objetivo de esta armonización es garantizar que las aseguradoras y reaseguradoras de un país puedan disfrutar y beneficiarse del acceso a la cobertura en los mercados internacionales.
En los últimos 15 años, los gobiernos federales y la Superintendencia de Seguros Privados (SUSEP), órgano regulador y supervisor del sector en Brasil, han trabajado para adecuar el entorno normativo a las normas internacionales. En 2007 se avanzó en la apertura del mercado de reaseguros, tras varios intentos fallidos anteriores -el monopolio estatal se mantenía desde el periodo de la dictadura militar-. Desde entonces, se han implantado normas de solvencia, inspección, cumplimiento y conducta, así como normas de sostenibilidad, flexibilidad en el diseño de productos -especialmente para grandes riesgos- y otros avances importantes en el mercado de seguros y reaseguros.
Y nada de esto ha perjudicado a los asegurados. Al contrario. Las compañías que operan en el sector han evolucionado, lo que quedó patente, por ejemplo, cuando, durante la pandemia del covid-19, prácticamente todas las aseguradoras de vida garantizaron la cobertura de las víctimas y sus familias, a pesar de que el virus estaba excluido de sus pólizas.
Brasil es considerado ahora un país Solvencia II, un método de prudencia utilizado en la mayoría de los países occidentales. Pero estos avances en el sector se verán comprometidos si se aprueba el proyecto de ley 29/2017. Se trata de un texto originalmente creado hace 20 años, que proponía innovaciones al Código Civil vigente en la época (Ley 10.406/2002), hoy muy alterado.
Esta propuesta de marco legal fue aprobada en 2017 en la Cámara de Diputados, ya criticada por no cumplir con los mejores estándares de regulación de la época. Tras este hito, el proyecto de ley volvió a hibernar otros seis años. Ahora que es necesario revisarlo a fondo para tener en cuenta la rápida evolución del sector, el proyecto de ley podría votarse de forma prioritaria, según han declarado públicamente representantes del Gobierno federal.
Si se aprueba, el proyecto de ley afectará a la forma en que el mercado internacional ve a Brasil. Peor aún, obligará a las compañías a operar como hace 20 años, cuando aún teníamos el monopolio del mercado de reaseguros.
En general, uno de los mayores problemas del texto es la restricción de la libertad contractual. El proyecto promoverá el enlucido de los contratos a estándares que no satisfacen ni a las empresas ni a los consumidores y va en contra, por ejemplo, de lo que nos trajo la Ley de Libertad Económica (Ley 13.874/2019). También ignora las disposiciones de la SUSEP en los últimos años: ha habido más de 20 documentos con cambios significativos que han traído una mayor flexibilidad a los contratos.
Qué sentido tiene todo esto? ¿Qué perspectivas tendremos? Un mercado sujeto a una ley obsoleta, desconectado de los avances realizados -incluidos los tecnológicos- no puede sobrevivir en la economía actual.
Fuente: Correio Braziliense
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