"Este nuevo entorno, regulado por una legislación más estricta, hace que el mercado de seguros sea optimista"
La Ley 15.040/2024, recientemente publicada en el Diario Oficial de la Unión con el nombre de Ley de Contrato de Seguro, aparece en la escena brasileña con nuevas perspectivas para el sector. Conocida también como Marco Legal del Seguro, la nueva legislación llega en un momento estratégico, cuando las prácticas de compliance están permeando varios otros mercados.
De hecho, la ley contribuye a oxigenar un mercado cuyas reglas siempre han sido limitadas y donde las relaciones entre contratantes y contratados a veces han sido poco claras, generando dudas sobre deberes y obligaciones - especialmente para los consumidores.
La transparencia, de hecho, es uno de los principales méritos de la nueva legislación. Nació de un amplio debate que logró alcanzar un consenso poco frecuente entre representantes de las empresas del sector, organismos de protección y defensa del consumidor e intermediarios que trabajan en el mercado de seguros. En un Brasil a menudo polarizado, merece la pena destacar este consenso. En la práctica, el Marco moraliza el sector y promueve una mayor estabilidad y seguridad jurídica en las relaciones entre contratantes y contratados.
Este nuevo entorno, regulado por una legislación más estricta, hace que el mercado de seguros sea optimista. Hay grandes expectativas de que la nueva ley impulse un auge del mercado nacional, alineándolo con modelos recientemente implantados en países como Alemania, Bélgica, Japón y Reino Unido.
Anteriormente, existían importantes lagunas en la relación entre las compañías de seguros y los clientes. La principal consistía en el reto que suponía para las compañías ofrecer un producto atractivo que respondiera a la demanda del público sin exponerse al fraude o al llamado agravamiento del riesgo.
Imaginemos, por ejemplo, que una persona contrata un seguro para un collar de diamantes. Tras contratar la póliza, empieza a descuidar las precauciones básicas, viajando por lugares desiertos y peligrosos con el collar al descubierto. O un asegurado que conduce su coche de forma temeraria, confiando en que podrá recurrir a la aseguradora en caso de siniestro.
Estas situaciones ilustran lo que se entiende por agravación del riesgo. Antes del Marco Jurídico del Seguro, era habitual que las aseguradoras denegaran el pago al asegurado cuando se daban cuenta de que el siniestro era consecuencia de un descuido o irresponsabilidad con el objeto asegurado.
Ahora, bajo la égida de la legalidad, los operadores tienen derecho a detallar en los contratos todos los escenarios posibles en los que la póliza será válida, dando mayor seguridad a la relación. Esto no sólo refuerza la confianza en el asegurador, sino también en el asegurado. Las compañías se comprometen a hacer transparentes estas condiciones y a protegerse de situaciones no previstas en el contrato.
Estos detalles harán que los contratos sean aún más sólidos. Por parte de las aseguradoras, se reducirán las posibilidades de utilizar el argumento de la agravación del riesgo, ya que las circunstancias estarán claramente estipuladas.
Así que no se trata de convertir a las empresas del sector en las villanas de la relación. Es fundamental que también sean capaces de protegerse de acontecimientos imprevistos. Con la previsibilidad de los sucesos descritos contractualmente y legitimados por la Ley 15.040/2024, la rapidez con la que se analizan las reclamaciones y se liberan los importes será mayor. La desconfianza deja paso a un escenario beneficioso para todas las partes implicadas.
Es probable que el propio mercado de seguros en Brasil responda positivamente a estos cambios en los próximos años, consolidando un entorno más moderno y fiable para consumidores y empresas.
Fuente: Correio Braziliense
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