El sector energético atraviesa un momento emblemático y lleno de retos. Muchas empresas, especialmente las vinculadas al sector del petróleo y el gas, buscan formas de diversificar sus carteras con soluciones más sostenibles.
Es cierto que existe cierta preocupación al respecto, después de todo, estamos hablando de grandes inversiones, especialmente en un escenario de turbulencias económicas mundiales.
Sin embargo, a pesar de los retos, los distintos segmentos del sector energético están intensificando sus inversiones en energías renovables. Según el estudio Global Clean Energy Survey 2025, realizado por WTW en colaboración con Coleman Parkes Research, el 63% de las organizaciones ven la transición energética como una oportunidad de crecimiento.
En la encuesta participaron 450 responsables de la toma de decisiones en los ámbitos del riesgo, la sostenibilidad y la estrategia corporativa, que trabajan en los sectores de las energías renovables, el petróleo y el gas, la minería, los metales y los servicios públicos. Se espera que la inversión media prevista en tecnologías e infraestructuras de energías limpias aumente de 185 millones de dólares (2024-2025) a 249 millones de dólares en el próximo ciclo fiscal, lo que supone un incremento del 34%.
A pesar del optimismo, las empresas se enfrentan a una serie de obstáculos en el camino hacia la transición. El estudio de WTW destaca que:
El 79% señala la interrupción de la cadena de suministro como su principal preocupación;
El 78% menciona los riesgos geopolíticos;
El 61% menciona las interferencias climáticas (como la falta de viento, sol o lluvia, que afectan directamente a las fuentes renovables);
al 50% le preocupan los riesgos climáticos físicos (fenómenos extremos como sequías, inundaciones y tormentas).
Estas cifras muestran que, aunque el interés por las energías limpias está creciendo, las incertidumbres operativas y climáticas siguen siendo obstáculos importantes para su consolidación.
Además, las empresas que participaron en la encuesta disponen de estrategias de energías limpias, aunque en distintas fases de aplicación. Las cifras lo demuestran:
El 71% de las empresas de energías renovables se encuentran en una fase de implantación avanzada o completa;
el 63% en el sector de la energía tradicional
43% en el sector de la minería y los metales;
el 36% entre las empresas de petróleo y gas.
La madurez de las estrategias muestra que, aunque el sector está en marcha, sigue habiendo disparidades significativas entre las industrias.
Sin embargo, la encuesta puso de manifiesto un dato curioso en relación con las inversiones. A corto y medio plazo, el 51% de las empresas da prioridad a la energía solar, mientras que a medio y largo plazo, el 61% cita el almacenamiento en baterías y la captura y almacenamiento de carbono.
Este cambio de orientación indica una tendencia hacia soluciones más asequibles con plazos de implantación más cortos, mientras que los grandes proyectos estructurales pasan a un segundo plano.
Obviamente, el sector asegurador desempeñará un papel protagonista en este proceso. A medida que las empresas migren hacia modelos de generación limpia, crecerá la demanda de protección frente a riesgos operativos, climáticos y tecnológicos.
Sin embargo, el estudio señala importantes retos para ampliar la cobertura, como:
Exclusiones amplias o excesivas;
Duración limitada o inflexibilidad de las pólizas;
Falta de productos específicos de energía limpia;
Elevadas franquicias o largos periodos de carencia;
Requisitos técnicos y de ingeniería de riesgos.
La transición energética es una decisión estratégica. Las empresas que gestionan bien los riesgos y aprovechan las oportunidades avanzan de forma más coherente hacia un futuro sostenible.
El mercado asegurador, por su parte, tiene un papel decisivo en la construcción de esta nueva era: ofrecer protección, reducir incertidumbres e impulsar decisiones más audaces y sostenibles.
Fuente: Revista Cobertura
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