Con más de 300.000 drones en operación en Brasil, lo que antes se consideraba un equipo de nicho se ha convertido en una herramienta indispensable en diversos sectores, como la agricultura, la construcción, la minería, la seguridad, el entretenimiento y la logística. La lista no para de crecer y, con ella, la necesidad de protección, tanto para los equipos como para quienes los rodean. En este escenario, el seguro especializado para drones ha dejado de ser una recomendación y se ha convertido en uno de los elementos imprescindibles para cualquiera que quiera operar con seriedad, profesionalidad y dentro de las normas.
Según el informe de la ANAC, el sector facturó 870 millones de reales en 2023 y se espera que alcance los 1.200 millones en 2025. El uso de drones comerciales está tan extendido que DECEA, que autoriza los vuelos en el espacio aéreo controlado, ya ha registrado más de 400.000 solicitudes solo este año. El país también lidera las importaciones en Latinoamérica y avanza en el desarrollo de fabricantes nacionales como Xmobots y Horus. Pero a pesar del crecimiento acelerado, los seguros siguen siendo tratados con cierta informalidad por muchos operadores, lo que plantea una cuestión importante.
En una conversación con João Schabarum, especialista en gestión de riesgos de REP Seguros, dice que sigue de cerca este movimiento. Según él, los drones son activos muy valiosos, a menudo utilizados en entornos muy complejos, lo que hace que el seguro no sólo sea deseable, sino necesario. "Un dron puede representar una inversión importante, sobre todo si lleva acoplados sensores, cámaras u otros accesorios. Cualquier colisión, caída o mal funcionamiento puede causar daños importantes, incluso a terceros. Contar con un seguro adecuado protege los activos y también garantiza que la operación no se paralice al primer incidente", afirma.
Según los análisis realizados por REP, la cobertura más solicitada en la actualidad es el seguro de casco, que garantiza la protección directa del equipo, incluidos los daños accidentales durante el vuelo, los impactos con objetos, las caídas, el fuego, la humedad, la inmersión accidental e incluso la sustitución completa en caso de siniestro total. Este tipo de seguro puede ampliarse a los equipos acoplados al RPA, siempre que estén detallados en la póliza. Además, existe el seguro de responsabilidad civil obligatorio para las operaciones comerciales, el famoso RETA (Responsabilidad Civil del Explotador o Transportista Aéreo), exigido por la ANAC, que cubre los daños a terceros en tierra. En operaciones de mayor riesgo -como en zonas urbanas o grandes eventos-, muchas compañías optan también por contratar la cobertura LUC, que amplía los límites de indemnización en función de la exposición.
"El seguro de casco es una póliza "a todo riesgo", por lo que la protección es muy completa. Por supuesto, hay exclusiones y hay que entenderlas bien al contratar la póliza, pero en general, es un tipo de cobertura que garantiza agilidad a la hora de reanudar las operaciones", explica Schabarum. "En muchos casos, podemos incluir los accesorios de a bordo del dron, como cámaras térmicas o sensores multiespectrales. Esto marca la diferencia cuando hablamos de operaciones agrícolas, por ejemplo."
A medida que el mercado ha ido creciendo, las compañías de seguros han ido adaptando sus productos. Muchas de ellas siguen operando en base a las normas de los seguros de aviación tradicionales, pero ya hay movimientos para adaptarse y crear cláusulas específicas para drones dentro de las condiciones generales para riesgos de aviación. "La normativa está evolucionando y el mercado asegurador sigue el ritmo. Ya no podemos tratar los drones como objetos recreativos. En muchos sectores, los drones son clave para la productividad", afirma Schabarum.
El tema está tan candente que en junio de este año la ANAC abrió la Consulta Pública nº 09, con la propuesta de reformular todo el RBAC 94 -el reglamento actual que trata de las operaciones con drones-. La propuesta es que los vuelos ya no se clasifiquen por el peso del aparato, sino por el riesgo que entrañan. La nueva estructura crearía tres categorías: abierta (riesgo bajo, con normas más sencillas); específica (riesgo moderado, que requerirá una evaluación de seguridad previa); y certificada (riesgo alto, que exige seguro, formación, certificación del equipo y registro específico del operador). Lo que ya se vislumbra es un escenario en el que el seguro se hará aún más indispensable, incluso como condición para operar.
Schabarum señala que este nuevo enfoque del riesgo tiende a profesionalizar aún más el sector. "Estamos hablando de equipos que vuelan, que pueden causar accidentes, daños materiales e incluso lesiones graves. Es natural que el mismo rigor que se aplica a la aviación tripulada empiece a adaptarse al mundo de los drones", explica.
A pesar de los avances, sigue habiendo retos. Muchos operadores no tienen claro lo que exigen ANAC, ANATEL y DECEA, y acaban operando sin seguro, fuera de los límites reglamentarios o incluso volando en zonas de riesgo sin la debida autorización. Esto puede acarrear multas, incautación de equipos y, en casos más graves, responsabilidad civil y penal en caso de accidente. Lo que antes parecía burocracia puede convertirse en un grave problema.
Por otro lado, el movimiento de profesionalización es visible. Según estimaciones de REP Seguros, el número de drones en Brasil ha crecido una media del 38% al año desde 2021. Los clientes del corredor ya utilizan drones para la agricultura de precisión, la cartografía, las inspecciones técnicas y la logística. Hay una creciente demanda de soluciones personalizadas que tengan en cuenta el perfil del operador, el tipo de carga, el entorno de vuelo y el nivel de exposición al riesgo. "El seguro de drones no es sólo un requisito legal: se ha convertido en un diferenciador competitivo. En algunas licitaciones, por ejemplo, sólo te permiten operar si tienes una prueba de cobertura. El mercado está cambiando y los que estén preparados saldrán ganando", afirma.
Más que cumplir un requisito, contratar hoy un seguro para drones es una decisión estratégica. Garantiza que, en caso de accidente, el operador podrá mantener su actividad, cumplir contratos, evitar litigios y proteger su reputación, sobre todo en un mercado cada vez más competitivo y regulado. A medida que el dron deja de ser un "extra" y pasa a formar parte de la operación de principio a fin, proteger este activo se convierte en una decisión natural. Al fin y al cabo, como resume Schabarum, "no se trata sólo del dron, sino de todo lo que representa dentro de una operación".
Fuente: Revista Apólice
Enlace: https://revistaapolice.com.br/2025/07/seguro-para-drones-cresce-com-mercado-brasileiro-em-alta/
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