Lo que la gente espera cuando contrata un seguro es tener la tranquilidad de saber que, si ocurre un suceso que les cause daños, recibirán una indemnización suficiente para minimizar casi por completo la pérdida sufrida.
Nadie contrata un seguro pensando en la indemnización que le van a pagar. La idea no es utilizar el seguro, sino contar con su protección en caso de accidente. Y la inmensa mayoría de las pólizas no llegan a indemnizar. Las aseguradoras lo saben y, basándose en reglas estadísticas, pueden determinar con precisión cuántos siniestros pagarán a lo largo del año y su valor medio.
Una aseguradora no apuesta sobre si ocurrirá o no algo que pueda dar lugar a un siniestro. Con criterios técnicos, sabe que habrá una serie de sucesos y acuerda la contratación de seguros en función de acciones que minimicen su exposición al riesgo, lo que le da la seguridad de tarificar cada póliza según reglas matemáticas que garantizan el margen necesario para mantener el equilibrio de su cartera.
Para una aseguradora no existe el riesgo malo, sino el riesgo mal tasado. Si respeta las reglas de aceptación y tarificación de los riesgos que se le ofrecen, la aseguradora no perderá dinero. Ya se trate de una gran planta industrial o de una pequeña empresa en las afueras de la ciudad, si el seguro se hace bien, es poco probable que la aseguradora tenga pérdidas.
Como en los seguros de masas, la competencia ha dejado productos extremadamente similares, la diferencia para que la aseguradora sensibilice al corredor de seguros y consiga la venta está en los detalles y es en éstos donde el asegurado acaba teniendo ventajas más interesantes que cien reales más o menos en el precio.
Los seguros de coche y los seguros de hogar ofrecen una serie de servicios que acaban siendo utilizados mucho más que la garantía básica del riesgo.
¿Cuántas veces a lo largo de una vida se incendia una casa o un piso? Por otro lado, ¿cuántas veces necesitará el asegurado los servicios de un cerrajero, un fontanero o un albañil? Ahí está el truco. La mayoría de la gente no conoce a un albañil, electricista o fontanero de confianza. Por eso suelen sentirse decepcionados con la calidad de lo que reciben cuando contratan un servicio de este tipo.
Si recurren a los servicios que ofrece la aseguradora, las posibilidades de que salga mal son mucho menores. A la aseguradora no le interesa perder a un asegurado porque el servicio del fontanero haya sido de mala calidad. Por eso examina constantemente a sus proveedores de servicios. Elige a los mejores y despide a los que no trabajan con la calidad que exige. Y esto lo hace principalmente sobre la base de la información y las evaluaciones que les proporcionan los propios asegurados.
Por el precio de una póliza de seguro de coche o de hogar, los asegurados obtienen toda una serie de servicios que les facilitan la vida y que van mucho más allá del fontanero o el albañil. Hoy, las aseguradoras ofrecen servicios tan variados como asistencia técnica informática o paseadores y cuidadores de mascotas. Y lo que es mejor, con calidad.
Fuente: Segs
Enlace: https://www.segs.com.br/seguros/390733-seguro-vai-muito-alem-de-pagar-indenizacao
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