El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) tiene un objetivo claro: acompañar a los países en la construcción de un desarrollo sostenible, reduciendo desigualdades y protegiendo a los más vulnerables. Y dentro de ese marco, los seguros inclusivos aparecen como una herramienta poderosa para República Dominicana.
¿De qué hablamos cuando decimos seguros inclusivos?
De productos diseñados para la gente que nunca ha tenido acceso a un seguro. Personas de bajos ingresos, agricultores, motoristas, trabajadores informales y microempresarios que, ante un accidente, una enfermedad o un desastre natural, se ven obligados a empezar de cero porque nadie les respalda.
Hoy, menos del 1 % de nuestros motoristas está asegurado. El campesino que pierde su cosecha por una tormenta queda a la deriva. Y millones de dominicanos viven expuestos a que un imprevisto los arrastre a la pobreza. Eso es inaceptable.
El PNUD nos recuerda que el desarrollo no es solo crecer económicamente, sino también proteger la vida y los bienes de todos, sin importar su nivel de ingreso. Para que en RD los seguros inclusivos sean efectivos necesitamos:
Voluntad política y regulatoria, que incentive a las aseguradoras a crear productos accesibles.
Alianzas con cooperativas, iglesias, microfinancieras y empresas de telecomunicaciones, que pueden ser canales para llegar a quienes nunca pisan una oficina de seguros.
Educación financiera sencilla, porque de nada sirve un seguro barato si la gente no entiende para qué sirve ni cómo reclamarlo.
Tecnología, que permita cobrar y pagar indemnizaciones desde un celular en segundos.
Ahora bien, mientras hablamos de avances y de modernidad, en la práctica vemos un panorama diferente. Algunos empresarios disfrazados de políticos y ciertos intereses particulares han puesto obstáculos al trabajo serio y transparente que viene haciendo la Superintendencia de Seguros. Y esa resistencia no es casual: cada vez que se busca ampliar la protección a los que nunca han tenido nada, aparecen voces que defienden privilegios en lugar del bien común.
En medio de este panorama, también es justo reconocer lo positivo. Felicito a Seguros Pepín y a Seguros Sura por haber sido reconocidos en la actividad organizada por CADOAR y el PNUD, un gesto que demuestra que sí hay aseguradoras que entienden el verdadero rol social de este sector.
Un seguro inclusivo no es caridad, es justicia social y, además, un motor económico: cuando la gente está protegida, se atreve a invertir, a producir y a crecer.
República Dominicana tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional si sabemos conectar el objetivo del PNUD con nuestra realidad. Los seguros inclusivos no son un lujo: son una necesidad para que ningún dominicano quede atrás cuando llegue la tormenta, el accidente o la enfermedad.
La pregunta es simple: ¿Queremos un sistema de seguros que proteja a todos, o seguiremos siendo rehenes de quienes frenan el desarrollo por defender sus intereses?.
Fuente: El Nuevo Diario
Enlace: https://elnuevodiario.com.do/seguros-inclusivos-una-oportunidad-que-no-debemos-dejar-pasar/
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