El arancel del 50% impuesto por Estados Unidos a los productos brasileños podría provocar un vuelco en el mercado nacional de seguros agrícolas. Las estimaciones de la Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA) apuntan a pérdidas de hasta 5.800 millones de dólares en las exportaciones agroalimentarias, lo que representa una reducción del 48% en los ingresos de los exportadores.
Esta importante caída afecta directamente a la capacidad de los productores para contratar seguros, aumentando el riesgo de impago y debilitando la protección del sector en un momento de gran volatilidad climática y de los mercados.
El seguro agrícola depende de los productos de exportación
Según Daniel Miquelluti, responsable de Nuevos Mercados y cofundador de Picsel, la caída de las exportaciones tiene un impacto inmediato en los seguros rurales.
"El seguro agrícola brasileño depende en gran medida de los productos básicos de exportación. Cuando hay una reducción abrupta de los ingresos externos, el productor pierde la fuerza financiera para mantener la cobertura, precisamente en un momento de mayor volatilidad climática y del mercado", afirma.
El escenario se agrava con el recorte del 42% en el presupuesto del Programa de Subsidio Rural (PSR), que, según el Ministerio de Agricultura, ha reducido el área asegurada de 14 millones a 7 millones de hectáreas, según una encuesta de la Confederación Nacional de Aseguradoras (CNseg).
Regiones y cultivos más expuestos al impacto
Un análisis del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV Ibre) indica que los efectos serán más graves en las regiones más dependientes del mercado estadounidense, como el Sur y el Sudeste, y en los cultivos líderes en exportaciones a EE.UU., como el café y la carne de vacuno.
La retracción en la contratación de seguros en estas zonas podría tener un efecto cascada sobre la producción, la renta rural y la estabilidad de las cadenas de producción, aumentando la concentración de riesgos y reduciendo la resiliencia del sector agrícola.
Necesidad de una respuesta rápida y estratégica
Para Miquelluti, la reacción del mercado y del Gobierno deberá ser ágil.
"El sector tendrá que innovar con el desarrollo de seguros personalizados y productos paramétricos, mientras que el Gobierno se enfrentará a presiones para aumentar las subvenciones en un contexto de fuerte restricción fiscal", advierte.
Subraya que el seguro rural debe tratarse como una herramienta anticíclica, capaz de proteger a los productores y estabilizar la economía agroalimentaria en tiempos de crisis.
Fuente: Radar Digital Brasilia
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